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Si había una rivalidad famosa en el cine en los años 80, esa sin dura era la que mantenían Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger, buscando ser el héroe de acción número 1. Stallone había comenzado su carrera con el respaldo de la crítica. Su ‘Rocky’ había ganado el Oscar a Mejor Película y conquistado los corazones de millones de estadounidenses. No solo fue el inicio de una saga taquillera y representativa de los 80, sino que además le dio la oportunidad de apuntarse a otra como ‘Rambo’ (aunque la primera entrega en nuestro país se llamó ‘Acorralado’). Stallone era uno de los actores más conocidos, pese a que las burlas sobre su forma de actuar fueran pan de cada día.
Por otro lado, encontramos al actor austriaco Arnold Schwarzenegger. Ambos se conocieron en la entrega de los Globos de Oro de 1977. Stallone estaba nominado a Mejor Actor. Schwarzenegger recibía el premio a Nueva Estrella. Y fue en esa gala donde comenzó su rivalidad, que se extendió a lo largo de dos décadas. Stallone perdió el premio, el actor austriaco se rio y Stallone le lanzó un jarrón de flores desde el otro lado de la mesa. Contado por el mismo actor, dando veracidad a una leyenda urbana que circuló durante mucho tiempo. Al final, los dos intérpretes se movían por los mismos círculos, buscaban los mismos papeles, y ambos triunfaban en taquilla. Pero poco a poco, Schwarzenegger le fue comiendo terreno, con éxitos como ‘Terminador’ o ‘Commando’. Y eso era algo que Stallone no podía soportar.
Las malas lenguas y los titulares de prensa siguieron aumentando el odio y la rivalidad entre ambos. Desde locales en los que Stallone exigía que se quitara la fotografía de Schwarzenegger, hasta acusaciones de relación con el nazismo del actor austriaco y de su padre. Incluso en algunas películas se burlaban el uno del otro. Como por ejemplo en ‘El último gran héroe’, donde aparece una imagen de Stallone interpretando a Terminator; o en ‘Tango y Cash’, donde Stallone pega un puñetazo a un actor igualito a Schwarzenegger. Este respondió afirmando que al menos él no usaba dobles en sus películas. Un patio de colegio elevado a la máxima potencia, y que tensionó las carreras de los dos, e incluso les hizo buscar cada vez mejores papeles… Y de eso se valió Schwarzenegger para elaborar su venganza.
A comienzos de los 90 comenzó a circular un guión de una comedia policiaca tan absurda como surrealista. Es la historia de Tutti Bomoski, una madre de Nueva Jersey que, tras ser testigo de un crimen, tiene que aliarse con su hijo, sargento policía de Los Ángeles, en una peligrosa investigación criminal. “Leí el guion. Era tan malo… Ya sabes, también he hecho algunas películas que se fueron directamente al váter, ¿verdad? Que fueron malas. Pero este era realmente malo. Así que me apunté. Me dije a mí mismo: ‘voy a filtrar que tengo un interés tremendo’. Sé cómo funciona Hollywood. Luego pediré mucho dinero. Entonces dirán: ‘Vamos a dárselo a Sly. Tal vez podamos conseguirlo más barato’”, contó Schwarzenegger en un evento del Beyond Fest.
Es decir, malmetió y troleó totalmente convencido de que Stallone picaría el anzuelo. ¡Y vaya si lo hizo! Totalmente sumergido en esa rivalidad absoluta con el actor austriaco, en cuanto supo que este no había aceptado la película, pese a estar muy interesado, porque no le ofrecían el suficiente dinero, Stallone corrió a interesarse por el papel. Psicología inversa que funcionó a la perfección. La última gran broma de Schwarzenegger, y que estuvo a punto de sepultar la carrera de su rival durante varios años. De hecho, Arnold habló de ello en el programa de Jimmy Kimmel, confirmando que Stallone llegó a ponerse en contacto con él.
“Leí el guión, y era una mierda. Seamos honestos. Me dije a mí mismo, ‘No voy a hacer esta película…’. Y cuando fueron a por Sly, él me llamó (y me preguntó): ‘¿Alguna vez te hablaron para hacer esta película?’. Y le dije: ‘sí, estaba pensando en hacerlo’”, contó el actor entre risas. “‘Esta película es brillante’. Cuando escuchó eso, Sly me dijo: ‘Cueste lo que cueste, haré la película’. Y, por supuesto, la película se fue por el inodoro”. ‘¡Alto! O mi madre dispara’ fue el resultado. Una comedia de acción que rozaba momentos de vergüenza ajena, con un Stallone que no sabía dónde se había metido, y una Estelle Getty (‘Las chicas de oro’) pasándoselo en grande. Las críticas fueron crueles y nefastas, y la película solo consiguió recaudar 70 millones de dólares. Una auténtica mancha en la hasta entonces muy prolífica carrera de Stallone, que sigue arrepintiéndose de haberla rodado incluso en la actualidad.
“La peor película que he hecho con creces. Tal vez una de las peores películas en todo el Sistema Solar. Incluidas las producciones alienígenas que nunca hemos visto”, contó el actor a la prensa allá por 2006. Y, aunque su carrera por suerte no sufrió el descalabro que muchos auguraron (encadenó tres éxitos moderados como fueron ‘Demolition Man’, ‘Máximo riesgo’ y ‘Pánico en el túnel), sí que su imagen se vio bastante comprometida. Incluso ganó un Razzie (los anti-Oscar) por su actuación.
Tuvieron que pasar casi diez años más para que Stallone y Schwarzenegger por fin se reconciliaran. Stallone apoyó públicamente a su rival en su etapa como Gobernador de California e incluso llegaron a trabajar juntos, tanto en ‘Los mercenarios’ como en la película ‘Plan de escape’. Y desde entonces, su amistad se ha ido fraguando, dejando atrás rivalidades de décadas pasadas. Dos grandes héroes de acción que marcaron a fuego a toda una generación, y que hicieron disfrutar al público con sus películas.
Pero, si quisieran seguir con su rivalidad, solo deberían echar un vistazo a la taquilla de ambos, donde Schwarzenegger se coloca líder y, además, con menos películas. El total de sus cintas eleva la cifra de taquilla hasta los cuatro mil millones de dólares. Mientras que Stallone se queda en los tres mill novecientos millones de dólares. Hasta ahí podemos encontrar competencia entre ambos. Ryan Murphy tendría aquí mucho tema a tratar si quisiera hacer una nueva temporada de su serie ‘Feud’. Ya vemos el título: ‘Feud. Sly vs. Arnie’. ¿Qué más se puede pedir?
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