El motivo por el que los reyes Juan Carlos y Sofía se negaron a acudir a la boda de Carlos III y Lady Di

Amargo y agridulce aniversario el de este 29 de julio para los Windsor. En concreto, para el rey Carlos III y sus hijos, los príncipes Guillermo y Harry: se cumplen 43 años de la boda del actual soberano británico y Diana de Gales.

El 29 de julio de 1981, el mundo entero puso el foco en Londres para contemplar uno de los eventos más icónicos del siglo XX: la boda del príncipe Carlos, entonces heredero del trono británico, y Lady Diana Spencer.

La ceremonia, que tuvo lugar en la majestuosa Catedral de San Pablo, generó gran expectación no sólo por su esplendor y pompa, sino también por la mezcla de tradición y modernidad que marcó el comienzo de una nueva era en la monarquía británica formándose un nuevo matrimonio royal.

Horas antes del enlace, miles de personas se congregaron a lo largo de las calles de Londres para presenciar a la pareja real. La boda, televisada a nivel mundial, fue vista por más de 750 millones de personas, un récord sin precedentes que reflejaba el enorme interés y cariño que la pareja despertaba en el público.

Lady Diana, conocida como Lady Di, se había convertido en un icono de la moda y la juventud, y su matrimonio con el príncipe Carlos era visto como un evento de ensueño.

Diana llegó a la Catedral de San Pablo en un carruaje acompañada por su padre, el conde Spencer. Su vestido de novia, diseñado por David y Elizabeth Emanuel, así como su ramo en cascada, se convirtieron en dos de los grandes aspectos más comentados de la boda. Con su larga cola y detalles de encaje, seda y perlas, el vestido encapsulaba tanto la elegancia tradicional como la frescura juvenil que Diana aportaba a la Familia Real británica.

La foto de los novios besándose en el balcón del Palacio de Buckingham dio la vuelta al mundo y fue portada de los principales periódicos nacionales e internacionales.

Los invitados y una notable ausencia

Entre los más de 3.500 invitados que abarrotaron la catedral se encontraban miembros de Casas Reales como Noruega, Bélgica, Dinamarca, Suecia o Países Bajos, así como líderes políticos y figuras destacadas de la sociedad británica. No podían faltar Isabel II, el príncipe Felipe, la princesa Ana y los príncipes Andrés y Eduardo, así como Margarita de Dinamarca.

Sin embargo, la notable ausencia de los reyes de España, Juan Carlos I y Sofía, causó un gran revuelo. La razón de su ausencia se debía a una disputa diplomática relacionada con Gibraltar, colonia británica en territorio español.

Juan Carlos I se enteró de que el príncipe y la que en pocos días se convertiría en su mujer harían una parada en Gibraltar en su viaje de luna de miel. El mismo rey les ofreció poder amarrar el yate real Britannia en cualquier puerto español cercano, pero recibió una negativa.

En un acto de protesta diplomática, el Gobierno español decidió in extremis que los monarcas no asistirían a la boda real británica. Este gesto subrayaba las tensiones latentes entre ambos países y la sensibilidad del tema de Gibraltar.

A pesar de estas ausencias, la boda de Carlos y Diana se desarrolló sin contratiempos. Después de la ceremonia, la pareja se trasladó en una carroza dorada hasta Buckingham, momento en el que se asomaron al balcón para saludar a las multitudes que los vitoreaban y sellaron su matrimonio un beso. Se convirtió en una imagen icónica que quedaría grabada en la memoria colectiva. Aunque el matrimonio de Carlos y Diana no dudaría mucho y terminaría en divorcio en 1996. Diana de Gales murió el 31 de agosto de 1997.

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