Como si de un ángel se tratara, Kate Middleton fue el centro de atención en el encuentro disputado por Novak Djokovic y Carlos Alcaraz. Su presencia radiante de luz dejó perplejos a todos los espectadores y se convirtió en la protagonista de la final individual masculina de Wimbledon. Es su segunda aparición pública este año mientras se somete a una quimioterapia preventiva contra el cáncer.
Al contrario que en anteriores apariciones públicas, sus ojos despiertos y vivaces nos muestran evidencias de una persona que está superando la enfermedad y tiene ganas de transmitirlo en público en voz alta a través de sus gestos, su mirada y su sonrisa. El hecho de que vaya acompañada de su hija Charlotte es otro factor a valorar porque nos está señalando su deseo de demostrar una alegría compartida con su hija como compañera de esta comparecencia.
La simbología del lenguaje no verbal, cuando la persona se muestra en público acompañada, viene a refrendar el hecho de que cuando alguien se expone en espacios abiertos, con un ser querido como testigo, es para poner en valor la situación de que se trate ya sea en positivo o en negativo. Y en este caso la niña es testigo directo de cómo su madre está superando la enfermedad. En este caso es una muestra de afecto al gran público que sigue su enfermedad el hecho de que le acompañe su hija.
Si nos fijamos en la instantánea en la que se capta el momento en que entrega el trofeo a Carlos Alcaraz, hay un triángulo perfecto en su rostro formado por los ojos, nariz y boca en el vértice, donde los músculos de la cara están totalmente relajados por la sonrisa de felicidad.
Su llegada al estadio, captada por la cadena BBC, es de lo más relajada y natural: la forma en que camina con paso firme y seguro y como estrecha con firmeza la mano a las personas que la reciben, trabajadoras y organizadores, son el mejor exponente de estar encantada con la asistencia al evento sin que en ningún momento apreciemos esfuerzo, disimulo o fingimiento.
Destaca especialmente en el vídeo de la cadena un movimiento de manos descriptivo, acompañado de su lenguaje verbal, que es como si quisiera que la cámara de televisión captara su mejor momento emocional para gritar al mundo que la enfermedad se puede superar.
Muy arropada también por su hermana mayor Pippa, Kate ha recibido el afecto de los asistentes y la complicidad de su hija, que ha seguido los pasos de su madre como la perfecta acompañante que ha sido. Charlotte ha intentado remarcar la imagen de Kate, desde su prudente posición, para que brillara su madre con luz propia. Estos aspectos son claves en la reaparición de Kate porque responden a elementos estratégicos de la comunicación en salud.
La princesa de Gales ha sido la gran ganadora de la final masculina del torneo, que pasará a la historia como el Wimbledon de la superación personal de la enfermedad de la princesa de Gales.
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