El rey Felipe VI está a punto de celebrar sus diez años de reinado al mando de la Corona española. Una década que ha dado para mucho y que ha traído consigo multitud de cambios que han transformado y modernizado a la monarquía. La histórica abdicación del emérito Juan Carlos, el ingreso en prisión del, por entonces, marido de su hermana Cristina de Borbón, Iñaki Urdangarin, la mudanza del exmonarca a Abu Dabi, la mayoría de edad de la princesa Leonor, el 20º aniversario de la boda de Felipe y la reina Letizia...
Sin embargo, en estos dos lustros, ha habido un cambio que ha pasado desapercibido y que ahora ha vuelto al foco mediático: el destierro y ostracismo de las infantas Elena y Cristina de la institución real y su desvinculación casi total con el rey.
Desde que Felipe VI subió al trono el 19 de junio de 2014, sus hermanas han ido realizando cada vez menos apariciones oficiales hasta que fueran prácticamente inexistentes.
Y es que Zarzuela buscaba alcanzar una imagen más limpia, más transparente y sin polémicas. La mancha de Cristina por los problemas judiciales del caso Nóos y la gran presencia mediática de los hijos de Elena de Borbón, Felipe Froilán y Victoria Federica, perjudicaban esa imagen que tanto querían alcanzar.
Pero tras el divorcio oficial de Cristina, y el perfil más discreto de sus sobrinos, parece que el rey quiere sacar del ostracismo en el que sus hermanas se encontraban y devolverlas al primer plano del mundo royal.
Así ha quedado reflejado este mes de junio, cuando las hermanas han vuelto a cobrar protagonismo. El pasado 5 de junio, la infanta Cristina acudió a la entrega de las becas 'La Caixa'. Aunque la hija de los eméritos Juan Carlos y Sofía es directora del Área Internacional de la Fundación Bancaria La Caixa, nunca había asistido a este acto. Lo hizo por primera vez y coincidiendo con el rey Felipe, encargado de hacer entrega de las becas a los universitarios en CaixaForum. Aunque lo cierto es que, públicamente, ni se miraron ni hablaron.
Un día después llegaba el turno de Elena. Presidió el acto de entrega de premios de la XXXIII edición del "Concurso de Pintura Infantil y Juvenil para Centros Escolares" de Patrimonio Nacional en la Galería de las Colecciones Reales. Tres días después, fue la encargada de presidir en la Plaza de Toros de Las Ventas la tradicional corrida de la Beneficencia con la que se cierra San Isidro, sustituyendo así a su hermano.
Estas tres apariciones han dado mucho de qué hablar, ya que ambas volvían por sorpresa a la agenda oficial de Casa Real y a los actos institucionales.
Lo cierto es que podría no existir sólo un motivo de este acercamiento. Aunque principalmente se debería al paso del tiempo, crucial para mitigar las tensiones y las desavenencias entre los tres hermanos. La celebración del 60 cumpleaños de la infanta Elena el pasado mes de diciembre es un ejemplo claro, ya que se reunió casi toda la familia del rey.
Aunque los cambios se han ido produciendo lentamente, todo apunta a que las aguas están más calmadas. Un movimiento que también podría deberse al traslado de Miguel e Irene Urdangarin a Zarzuela durante este verano junto a su abuela Sofía e Irene de Grecia. La emérita también ha sido un factor clave en esta decisión.
Así, Felipe VI y Letizia comenzarían su segunda década al mando de la Corona con el frente Borbón unido, pensando en lo mejor para el futuro reinado de la heredera al trono, Leonor, y en que su reconciliación transmita todavía más una imagen de transparencia, pero siempre intentando proteger la discreción que caracteriza a Zarzuela.
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