A Manuel Rodríguez no le salen las cuentas. Este ganadero de Portomarín (Lugo) hace números cada mes para poder mantener a flote su explotación de 489 vacas. Nos muestra las facturas del último año. Todo ha subido mucho. La luz, el gasoil, los plásticos, los fertilizantes, los piensos… Ahora ha surgido un nuevo problema que viene a ahogar todavía más a granjas como la suya: una guerra en Ucrania.
La invasión rusa ha paralizado las exportaciones de maíz y de aceite de girasol, dos de los componentes básicos de los piensos con los que alimenta a su ganado. El jueves, este ganadero de Lugo recibía una inquietante comunicación de la fábrica que se los suministra. “Los problemas de abastecimiento de Ucrania y Rusia, unido a la incertidumbre de la próxima cosecha, han llevado a una subida de precios superior a 100 euros tonelada en la primera quincena de marzo”. Los precios van a subir y hay riesgo de desabastecimiento.
Una gota más que colma el vaso de un sector que lleva meses denunciando una asfixia económica. “Lo que nos pagan por la leche no cubre los costes de producción. Esto es insostenible”, recalca Manuel. En su explotación, en la que también trabajan sus padres, su hermano y tres empleados, producir la leche cuesta el doble que hace un año.
Manuel nos muestra sus facturas. Lo que gastaba hace un año y lo que gasta ahora. Estos son los principales gastos a los que debe hacer frente cada mes:
Además de estos gastos, Manuel debe pagar los sueldos de sus tres empleados, los seguros agrarios y el mantenimiento de la maquinaria agrícola. “Hace unos días pedimos presupuesto para cambiar las ruedas de un tractor de tamaño medio y ‘calzarlo’ me cuesta 4.000 euros más que el año pasado”, cuenta. Cambiar las cuatro ruedas le cuesta unos 13.000 euros. Este gasto lo asume, en su caso, cada “cuatro o cinco años”.
Mientras los costes de los ganaderos se disparan, el precio de la leche apenas se ha movido en los últimos meses. “Desde el verano subió en torno a dos céntimos”, cuenta Manuel. Producir un litro de leche, sostiene este ganadero, cuesta actualmente 0,42 euros. Ahora mismo a él se la están pagando a 0,36. “Llevamos meses con números negativos”, sostiene Manuel.
Y si las cuentas llevan meses siendo negativas, ¿cómo logran subsistir los ganaderos? “Estamos mandando vacas al matadero o vendiendo novillas porque las cuentas no dan”, explica. Matan cabezas de ganado para quitarse gastos y obtener liquidez. “Pero esto va a conllevar un problema muy grave para la industria alimentaria porque la producción de leche de este año va a descender muchísimo”, advierte este ganadero. En algunas granjas de cerdos, asegura, ya se han empezado a sacrificar animales por el encarecimiento y la falta de cereales.
Según los datos publicados por el Ministerio de Agricultura, el litro de leche que venden los ganaderos gallegos cerró el año 2021 con un precio de 35,6 céntimos. Si lo comparamos con diciembre de 2020, el litro de leche subió 2,7 céntimos (32,9 céntimos al cierre de 2020).
Además del aumento de costes, otro de los problemas del sector ganadero se deriva de la falta de tierras para plantar cereal. España es un país deficitario en la producción de cereales. “En Galicia llevamos años viendo cómo nos limitan la base territorial y se imponen plantaciones de pinos y, sobre todo, de eucaliptos”, se queja Manuel.
Sin embargo, poner las tierras abandonadas a producir, según explica, no permitiría obtener forrajes propios para las granjas a corto plazo. “Hoy, aunque quieras poner a producir una finca, si está a monte, no la das producido. Una finca desnutrida no produce ni en un año ni en dos. Es como si compras una casa vieja: restaurarla y convertirla en una vivienda útil lleva tiempo. Pues en una finca pasa lo mismo”, cuenta.
Ante esto, solo queda traer cereal de otros países. “Y cuando dependes de otros te puede pasar lo que ahora ocurre con Ucrania”, sostiene. Para sortear esta nueva crisis, los ganaderos piden que se flexibilicen las exigencias sanitarias para la importación de maíz de otros países como Estados Unidos, algo que por el momento no está autorizado porque allí se usan fitosanitarios y transgénicos no permitidos en Europa. “Necesitamos que desbloqueen eso ya”, pide Manuel. Si no hay pienso tendrán que sacrificar al ganado.
Manuel ve el futuro muy negro. “Estamos todos agotados ya. A día de hoy la cara de un ganadero es de tristeza”, cuenta. Tristeza y mucha preocupación. Justo antes de que las materias primas empezasen a dispararse, este ganadero había hecho una inversión en su granja de más de un millón de euros.