Hace poco más de una semana se exhumaban los restos de dos sarcófagos medievales en la Iglesia de Santo Domingo de Tui (Pontevedra). Era el último paso de una laboriosa investigación que pretende demostrar que Cristóbal Colón era un noble gallego. La impulsora de esta teoría se llama Carmen García. Es licenciada en Derecho y hace seis años que empezó a ver paralelismos entre el descubridor de América y un caballero feudal gallego llamado Pedro Álvarez de Sotomayor. Hoy no tiene ninguna duda: los dos eran la misma persona.
“Cristóbal Colón es un alias de Pedro Álvarez de Sotomayor”, manifiesta esta orensana a NIUS. Lo dice con total convencimiento después de haberse leído, desde el año 2015, cientos de documentos originales en portugués, francés, latín y español antiguo. “Donde estaba Cristóbal Colón siempre, no muy lejos de allí, estaba la sombra de Pedro Álvarez de Sotomayor”, insiste.
Cristóbal Colón falleció en 1506, en Valladolid, llevándose a la tumba el que es uno de los grandes misterios de la historia: cuál era su procedencia. La mayoría de expertos coinciden en que el famoso navegante era italiano, de Génova. Es la teoría oficial. Pero hay otras que la desmontan y apuntan a sus orígenes portugueses o españoles. Más de 500 años después no se ha llegado a un consenso.
Carmen está segura de que detrás de su teoría está la verdad. Está tan convencida, que ella misma, con sus ahorros, está sufragando los varios miles de euros que cuesta la exhumación y las pruebas genéticas con las que pretende demostrar que Cristóbal Colón era, en realidad, Pedro Álvarez de Sotomayor.
Alrededor de 800 páginas, con una cantidad ingente de datos y referencias, fundamentan la hipótesis de Carmen. “Lo planteé como si fuera un juicio: ¿Quién tiene más pruebas a favor para ser Cristóbal Colón?”, se preguntó. Lo primero que hizo fue ir descartando el resto de teorías. Primero la mayoritaria, la de que Cristóbal Colón era un genovés de familia humilde. “Esa es una teoría absolutamente equivocada”, defiende.
Para rebatirla echa mano de textos escritos por Fray Bartolomé de las Casas, cronista de Cristóbal Colón. “En un documento de una batalla naval de 1476 cuenta claramente como Cristóbal Colón estaba esperando en aguas portuguesas a unas naves genovesas para atacarlas. Si era genovés, ¿cómo iba a atacarlas?”.
También hace referencia a textos de Hernando Colón, su hijo. “En una de sus obras originales, escrita en italiano, habla de su padre como Cristóbal Colón. ¡Estando en italiano habla de Colón, no de Colombo! Utiliza el supuesto apellido castellanizado y no como se diría en italiano", comenta. En esa misma obra, habla de que su padre se echó a la mar con 14 años. Otro punto claro de contradicción con la teoría genovesa, que apunta a que era lanero de profesión. “Y hay muchas más cosas. Las pruebas que la invalidan son sólidas”, advierte.
Todos los datos que maneja Carmen apuntan a la misma dirección: Galicia. Y una vez llegados ahí, dice esta investigadora, es imposible no establecer conexiones con Pedro Álvarez de Sotomayor, apodado Pedro Madruga, un noble con intereses en la comunidad autónoma y fuertes vínculos con Portugal, ya que estaba casado con una portuguesa y era conde de Caminha.
Carmen defiende con un batallón de datos que detrás del nombre de Cristóbal Colón se esconde la figura de Pedro Madruga. “Su cronista, Fray Bartolomé de las Casas, dijo que ese era un nombre elegido para la misión que tenía encomendada”, explica.
“En un documento de 1470 se habla de que existía un corsario, de nombre Colombo, que atacaba en las costas gallegas. En aquellas fechas, los nobles de Galicia tenían tomados los puertos. Actuaban como verdaderos corsarios y, de hecho, hay documentos del arzobispo Fonseca al rey Enrique IV –predecesor de Isabel la Católica- en el que se queja de Pedro Álvarez de Sotomayor por esto”, explica.
Pero hay pruebas, dice, mucho más contundentes que sitúan a este noble gallego y a Cristóbal Colón al mismo tiempo en el mismo lugar. “En 1476 hay documentos que sitúan a Colón en Oporto, donde curiosamente se encontraba también todos los escuderos y criados de Pedro Madruga”, cuenta.
Al igual que ocurre con los orígenes de Cristóbal Colón, los últimos años de Pedro Álvarez de Sotomayor también son un misterio. Supuestamente habría fallecido en 1486, pero Carmen dice que más que morir habría desaparecido porque nadie encontró el cuerpo. Desapareció de un día para otro en Alba de Tormes, Salamanca, justo el mismo día en que Cristóbal Colón hizo acto de presencia en aquel lugar. Pedro Álvarez de Sotomayor habría adoptado una nueva identidad.
Ahora cabría preguntarse por qué un señor feudal tan reconocido como este se escondería detrás de un nombre y apellido falsos. Carmen explica la razón: “No podía desvelar su identidad porque no quería bajo ningún concepto que las Indias fueran para Portugal. Tenía fuertes vínculos con Portugal, sí, pero el rey Juan II le había traicionado y él se había marchado de allí de forma clandestina. Él ya había decidido que las Indias serían para Castilla, pero sus raíces podían provocar un problema de Estado”, cuenta. Ese cambio de nombre se habría realizado con el acuerdo y la complicidad de los Reyes Católicos.
Cristóbal Colón murió 14 años después de su primer viaje a América en 1492. Falleció en Valladolid, en 1506. Años después, sus restos fueron trasladados al monasterio de Santa María de las Cuevas de La Cartuja de Sevilla. “Cristóbal Colón pidió ser depositado allí, justo en el lugar donde los derechos de enterramiento eran gestionados por una familia gallega y donde los descendientes de los Sotomayor podían enterrarse”, explica. A día de hoy, en la Cartuja, hay sarcófagos en los que figura el escudo de la familia Sotomayor.
La teoría que sostiene Carmen ya fue antes defendida por decenas de historiadores. Pero ella trata de conseguir, a través del ADN, la prueba irrefutable que hasta ahora ninguno ha conseguido.
La respuesta definitiva podría estar en el panteón oficial de los Sotomayor, situado en la Iglesia de Santo Domingo de Tui (Pontevedra). Hasta allí se dirigió la semana pasada un equipo de investigadores para abrir dos sarcófagos ante la presencia de un notario. En ellos habría restos de familiares directos de Pedro Álvarez de Sotomayor. “En uno de ellos estaría su abuelo y en el otro habría miembros femeninos de este linaje”, explica a NIUS el arqueólogo Andrés Bonilla.
Tras analizar los huesos in situ y recoger muestras, se realizará un análisis genético y de carbono 14. A través del perfil genético comprobarán si pertenecen al linaje de los Sotomayor y, si es así, lo compararán con el perfil genético de Colón o de sus descendientes. En dos o tres meses esperan tener los resultados.
Estos trabajos están siendo financiados íntegramente por Carmen. “Tengo tan claro que es él, que he invertido buena parte de mis ahorros en esto”, asegura. Todo lo que cuenta en este reportaje, dice Carmen, es solo el principio. “Hay una prueba documental que es definitiva pero, de momento, no la puedo revelar”, concluye. Espera que esa prueba, junto al ADN, saque la verdad a la luz.