Álvaro es un niño con glaucoma congénito, sólo ve con un ojo y de manera limitada. Sin embargo, eso no ha sido un problema para disfrutar de su mayor pasión: jugar a fútbol.
Después de nueve operaciones, ha conseguido que le fiche un equipo para hacer realidad su sueño.
La felicidad de Álvaro está en el campo de fútbol. Sea cual sea la forma, este pequeño se conforma con su amado deporte.
Tiene un glaucoma congénito. Sólo ve con un ojo de forma muy limitada, pero tras su novena operación lo único que le preguntó a su médico es si podía continuar jugando al fútbol.
"Si juegas con tus gafas y limitando pues no te puedo decir que no", le respondió su doctor. Ahora Álvaro juega con sus gafas de seguridad y limitando los riesgos.
Tras la primera negativa del equipo en el que entrenaba, lo llevaron al Club de Campo de Ferrol donde tuvo gran acogida.
Marcos Novo, coordinador del Club de Campo de Ferrol, explica que desde el mundo del fútbol lo que tienen que hacer en las categorías donde juegan los más pequeños es que disfruten, que sean felices y que hagan sus amigos en el campo.
Es una historia de coraje y valentía. Su familia y sus entrenadores destacan lo buen compañero que es en el campo y lo que ayuda a sus amigos y rivales: "Es el primero que si se cae alguien lo levanta y lo anima".
Completamente emocionado, el padre de Álvaro valora la pasión de su hijo por un deporte que le hace sentir libre a su corta edad: "Ves su felicidad, su sonrisa, cómo vive el fútbol con la pasión con la que lo vive...".
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