De Mali y Senegal a las montañas de Lugo: cuatro refugiados firman su primer contrato

  • Un total de 51 refugiados llegaron este verano al Concello de Ribeira de Piquín y 4 de ellos han encontrado trabajo

  • Durante 3 meses han recibido formación para defenderse con el español y cursos para incorporarse al mercado laboral

  • El alcalde del concello celebra que los migrantes se hayan adaptado y asegura que otros seguirán sus pasos

El concello de Ribeira de Piquín (Lugo) con unos 497 habitantes censados, aumentó este verano su población en torno al 10%, al haber acogido a unos 51 refugiados cuya llegada celebraron la mayoría de vecinos y vecinas, pero sobre todo su alcalde, quien explica que “cuatro de ellos empezarán a trabajar en una empresa de Lugo este 7 de enero”.

Roberto Fernández, el orgulloso edil, ha detallado a Informativos Telecinco que los 51 inmigrantes que llegaron a su Concello en septiembre, “han recibido formación en idiomas y en todo lo que han podido sobre cultura para poder incorporarse al mercado laboral”, y que el ansiado contrato de trabajo ya es una realidad para cuatro de ellos.

La mayoría de estos refugiados llevaban ya varios meses en España y habían iniciado los trámites de solicitud de asilo necesarios para comenzar a trabajar de manera inminente, aunque mientras eso no sucedía, estaban en régimen de acogida bajo un itinerario de seguimiento personalizado que buscaba lograr su integración en el pueblo.

“Muy beneficioso para el Concello”

En los últimos 50 años, Ribeira de Piquín perdió en torno a unos 1.000 vecinos, por lo que la llegada de esta gente fue un soplo de aire fresco y esperanza para sus vecinos y vecinas que lo ven “muy beneficioso para el Concello”.

El propio alcalde de la localidad, el socialista Roberto Fernández, aseguraba entonces que “pueden hacer una muy buena función, porque hace falta mano de obra en muchos sectores, incluso en los propios servicios del Concello”, detallaba.

“Después de tres meses, que hemos intentado estirar al máximo, se incorporan las primeras personas a trabajar”, explica Fernández, “cuatro chicos que se han formado en el sector eléctrico y que se incorporan a una empresa de mantenimiento del sector”.

El edil valora muy positivamente la entrada de estos jóvenes al mercado laboral ya que se cumple una función “humanitaria”, y al mismo tiempo se ayuda a las empresas de la comarca.

Trabajo y vivienda asegurados

La cabecera local, La Voz de Galicia, explica de que desde el Concello de Ribeira de Piquín tenían “problemas para encontrar trabajadores municipales” y ante la llega de los refugiados, “fantaseaban con la idea de que alguno pueda quedarse en el pueblo y hacer vida en él”, como así ha sucedido.

Aunque en este municipio lucense no hay ni bancos, ni gasolinera, ni colegio, ni panadería (al haber cerrado la única que quedaba hace unos meses), y el centro médico consulta solo algunas mañanas, el Ejecutivo local ha creado una fundación con la que atraer nuevos vecinos y dinamizar la economía del ayuntamiento (Fundación Terreo) para que la sangría poblacional no vaya a más.

De momento el trabajo no falta (al funcionar a pleno rendimiento una piscifactoría, una plantación de kiwis y una explotación de ‘porco’ celta que necesita mano de obra, además de otras empresas de distintos sectores de la comarca) y tampoco la vivienda supone un problema, al haberse rehabilitado varias escuelas unitarias con la intención de poder ser habitadas por quien las necesite, quizás alguno más decida quedarse y probar la vida sin estrés en la montañas de Galicia.

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