Es diciembre y empieza a notarse la bajada de las temperaturas. Con mínimas cada vez más próximas a los grados negativos, en la Cruz Roja tratan de entrar en calor poniendo en marcha la campaña ‘Yo me protejo’, para dar a conocer hábitos saludables de cara a estos meses en los que los mercurios se mantienen bajos. 

El frío es algo que a todos nos afecta, aunque a unos más que a otros, pues no toda la población tiene acceso a una calefacción, estufa o incluso a cuatro paredes y un techo bajo el que refugiarse. Por eso, aunque esta campaña está dirigida a la población general, se centran en las personas más vulnerables. 

“Las personas más expuestas son aquellas que viven en la calle, es en quienes nos centramos a la hora de hacer esta campaña”. Lo cuenta Cristina Méndez, directora provincial del Área de Personas Mayores de Cruz Roja en A Coruña y una de las encargadas de este proyecto.

Ella recuerda que la caída de las temperaturas incide más sobre el cuerpo de personas mayores, pero también de aquellas que padecen enfermedades crónicas, tienen un peso bajo o que registran una adicción al alcohol o a otras sustancias depresoras del sistema nervioso. Por eso es importante recalcar que no sólo afecta a mayores y niños, hay un amplio abanico de personas que sufren en mayor medida el frío. 

Para concienciar a las personas sobre cómo deben actuar ante el frío, los trabajadores y voluntarios de Cruz Roja realizan llamadas telefónicas a sus usuarios. “Les explicamos qué alimentación es recomendable seguir durante estos días, trucos para mantener el calor dentro de casa…”.

Y es que es imprescindible para una gran parte de la población recibir una llamada en la que le recuerden cómo vestir durante estos días o cuándo utilizar aparatos como estufas o braseros “y también es igual de importante recordarles que hay que apagarlos”, pues es imprescindible para prevenir y evitar la acumulación de dióxido de carbono en los hogares. 

Estas llamadas son muy especiales para aquellos que pasan estos días de frío solos o lejos de sus familiares y amigos, por eso también ayudan a los profesionales a detectar otras necesidades de estas personas. “Cuando ves que alargan al máximo la llamada, que te cuentan cosas suyas… Ves que quizás sean personas que necesitan compañía, por eso evaluamos sus casos y tratamos de ver si sus perfiles encajan en otros proyectos, con los que poder seguir ayudándoles”.

El frío puede llegar a ser peligroso, pero la soledad también lo es, especialmente en estas fechas. 

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