El superviviente del crimen de Velle: "Vi mi cuerpo lleno de agujeros, todo perdía sangre y pensaba que el siguiente era yo"

La Audiencia Provincial de Ourense ha albergado la segunda sesión del juicio por el crimen de Velle, una sesión en la que ha declarado el único superviviente que el 19 de febrero de 2021 fue acuchillado por su primo, quién mató a la que era su novia. "Abrí la puerta y en un microsegundo tenía un cuchillo clavado en el abdomen", ha contado.

El superviviente del crimen ha comparecido para contar que la noche del 19 de febrero del 2021 como todas desde que convivía con su pareja, con la que había empezado una relación ocho meses antes. "Había llegado de trabajar, cenamos, montamos un mueble y nos fuimos para cama". Fue desde la habitación y ya entrada la madrugada cuando ha contado que sintió "un chasquido en la puerta" y los gritos de su primo "diciendo 'abre, abre". El acudió a la llamada creyendo que habría pasado algo con un coche que había dejado aparcado en una pendiente.

"Abrí la puerta, lo miré a los ojos y en un microsegundo ya tenía el cuchillo clavado en el abdomen", ha manifestado la víctima narrando que a partir de ahí se quedó en "estado de shock" y "como una película parecía que el tiempo se paraba". No llegó a ver el ataque a su pareja, que recibió 17 cuchilladas y no sobrevivió, pero si llegó a escuchar cómo la joven le imploraba al acusado que parase. "Le oí decirle 'déjalo, ya está muerto, llévate lo que quieras".

Llamó a su padre para contarle lo sucedido y para despedirse de ambos

En un estado entre la inconsciencia y la consciencia fue capaz de arrastrarse hasta una mesilla donde tenía el teléfono móvil. "Vi mi cuerpo lleno de agujeros, todo perdía sangre, me di cuenta de que yo sería el siguiente", ha contado antes de explicar que, cuando alcanzó el teléfono móvil, llamó a su padre que es el primero de su lista de contactos y una persona que sabe que "siempre coge el teléfono".

Al progenitor le dijo: "Diego se volvió loco, nos acuchilló". Además, como creía que no sobreviviría empleó la llamada para despedirse de sus padres. "Yo me daba por muerto y solo quería despedirme de ellos. Ese día descubrí lo que era el dolor y lo que es el frío", ha expuesto. No solo en la llamada contó quién era el agresor, sino que escribió el nombre con su propia sangre en el suelo. "Lo que quería por mí y por Ana es que se supiera quién había sido", ha expresado Álvaro.

A él no le cabe duda que el presunto asesino tenía las capacidades intactas, sostiene que la voz era "normal" cuando apareció en su puerta de madrugada y que si lo hubiese hecho de otro modo o con insultos no hubiese abierto. "Tenía una actitud fría, tranquila, estaba cuerdo, clarísimo", ha valorado.

El acusado cenó con la familia de la víctima momentos antes del crimen

Además, ha hecho hincapié en que había buena relación entre ambas familias, pues días antes su propio padre había invitado al acusado a cenar y no mucho antes su novia, la víctima fallecida, le había prestado 20 euros y el acusado se los devolvió. Tras aquello, estuvo 13 días en coma y 70 días en el hospital. "Mi madre recuerda que me veía llorar", ha detallado el joven. Explica que lo primero que hizo al despertar fue preguntar por su novia y fue su madre quien le dijo que "ya no estaba".

"Temía quedarme vegetal", afirma, y que sus padres tuviesen que cuidarlo. "Tuve que volver a aprender a andar, me pusieron una malla, 140 puntos; mental y físicamente sigo mal. A día de hoy me persiguen los recuerdos y tengo tristeza, miedo, ansiedad, ansiedad y ansiedad. Claro que no estoy bien", concluía en una declaración que emocionó a gran parte del jurado.

En la sala también ha declarado el progenitor, el primero en llegar a la escena del crimen. Tras la llamada de su hijo explicó que llegó a la vivienda y se encontró la puerta entreabierta y, tras ella, a Ana ya fallecida. "Había sangre por todas partes, pregunté a mi hijo cómo estaba y me dijo 'muy mal', que tenía frío y lo tapé con una manta intentando tapar las heridas, pero era imposible", ha dicho.

Al igual que su hijo ha asegurado que no tenían conocimiento de que el acusado padeciese ningún tipo de trastorno mental. "La única explicación" que encuentra es que "fuese por envidia". También ha hablado la madre, quien continuó la llamada telefónica con su hijo mientras el marido se vestía aquella noche para acudir en su ayuda. "Me pasa el teléfono y Álvaro me decía 'mamá, te quiero, mamá, te quiero, mamá, te quiero'. Notaba que se iba a ir", recordaba emocionándose.

"Esto no se termina aquí esto, aún hay incertidumbre para Álvaro"

Sobre el tiempo en el hospital, la mujer ha relatado que fue "muy duro" y que se hizo "un trabajo psicológico muy poco a poco" sobre cómo contar los hechos porque su hijo "estaba muy malito", "estaba muy deprimido y triste", "tenía un montón de aparatos, drenajes y una malla". "Fueron y son días muy duros porque no se termina aquí esto, aún hay incertidumbre para Álvaro", ha indicado.

También ha declarado la familia de la fallecida. El padre fue quien escuchó de boca de agentes de la Guardia Civil a la mañana del día siguiente que su hija había muerto "en un altercado" en Velle. "No duermo de noche, me despierto todas las madrugadas todos los días. Antes nos juntábamos y comíamos en familia. Eso se terminó", ha apuntado el hombre.

La madre de la víctima mortal ha recordado que aquella mañana sonó el timbre y fue su marido quien atendió la puerta. "Me quedé en la habitación y lo escuché subir las escaleras. Subía, paraba, subía, paraba, subía, hasta que llegó y se rompió al darme la noticia. Yo no me lo creía", ha contado antes de asegurar que la noche del suceso había hablado por videollamada con su hija, que se encontraba montando un mueble con su novio y "nunca antes la había visto tan feliz". "Nos ha roto. Ese día mató a mi hija, pero también nos mató a mí, a mi marido y a su hermana", expresaba antes de añadir: "Doy gracias a que Álvaro está vivo y puede contar lo que pasó".

La declaración de los cuatro psiquiatras

En el juicio también han declarado cuatro psiquiatras del hospital de Ourense. El especialista jefe de servicio en aquel entonces ha apuntado que el acusado "era consciente de que había algo delictivo" en lo que había hecho, porque "al hablar del crimen notabas que tenía el discurso aprendido, no quería hablar de eso", ha asegurado.

Otra de las psiquiatras que lo ha atendido ha manifestado que le costaba "verbalizar" sus pensamientos y que tenía un "tinte paranoide". "Puede aparentar normalidad, pero sin intervención médica es complicado que esas ideas disminuyan", ha opinado la psiquiatra que ha explicado que al acusado "le costaba entender" su enfermedad. El juicio continúa con la tercera sesión con las pruebas periciales pendientes.

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