La “desesperación” de cruzar el Atlántico para venir a Galicia a salvar a su hijo: “Quedarse no era una opción”

La familia Moyetones ha tenido que recorrer cerca de 7.000 kilómetros (la distancia que separa A Coruña de su ciudad de origen Barquisimetro, en Venezuela) para tratar la hidronefrosis de larga evolución que padecía el menor de sus tres hijos, Andrés: una afección muy dolorosa que les hizo dejar atrás su país natal en busca de una solución al sufrimiento diario de su hijo.

El urólogo Darío Vázquez Martul, del Hospital Universitario de A Coruña (Chuac), a los mandos del robot Da Vinci, llevó a cabo la que sería “la primera cirugía en Europa, y posiblemente en Estados Unidos”, asegura, “en paciente pediátrico, con abordaje robótico, por puerto único y extraperitoneal” para extraer un riñón seriamente dañado, una intervención que el especialista completó con éxito y que permitió a Andrés retomar sus estudios y su vida en tiempo récord.

Una operación de 12.000 dólares en Venezuela

La familia del menor, que en Barquisimeto gestionaba una empresa de publicidad, nunca se había propuesto abandonar su país de origen, ni siquiera cuando “todo se vino abajo”, aseguran, pero la enfermedad de su hijo de 13 años, con fuertes crisis, les hizo mover cielo y tierra para buscar una solución, que encontrarían en Galicia.

Y aunque se tendrían que endeudar para venir aquí, era más asequible y seguro que abonar los 12.000 dólares que les pedían por la operación: “No era una opción, los equipos están dañados, los laboratorios no funcionan, los quirófanos están contaminados, no hay medicación…”, describe el progenitor.

Agradecidos por el trato “decente y digno” que recibieron

Así que en diciembre de 2022, “la desesperación” los llevó a cruzar el Atlántico hasta llegar a Galicia, donde no tenían ningún vínculo familiar, “ni siquiera conocidos”, pero sí la esperanza de ponerle fin al sufrimiento del pequeño de sus hijos.

El equipo médico luchó para que fuese operado con el robot, “ya que no lo usan en población infantil”, asegura la madre de Andrés, quien está infinitamente agradecida, y explica en la prensa local: “No sabíamos la magnitud del regalo que estábamos recibiendo”.

Toda su familia corrobora sus palabras, la técnica pionera que llevaron a cabo en el Chuac permitió que la intervención fuese “más rápida, menos agresiva y con menos riesgo” para el pequeño de la familia, quien ha ganado peso y “ya ha ido a su primera carrera”, un sueño por cumplir de los muchos que tiene Andrés, que continuará su vida en España, un país al que agradecen “el trato decente y digno” que recibieron.

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