La falta de mano de obra es un problema que va en aumento en la mayoría de los sectores tradicionales, entre ellos el del mar, donde agoniza el relevo generacional por la dureza de sus condiciones.
En Galicia, donde se registran más de la mitad de los trabajadores del sector pesquero de toda España, el escenario es desalentador: desde mayo de 2004 se han perdido una media de 10 trabajadores del mar cada semana, un total de 10.627 puestos en 20 años, lo que conlleva que en la actualidad la cifra ronde los 18.560 profesionales, un millar menos que en mayo de 2023, y bajando.
Lo que sostiene en cierta manera el sector y que evita que el gremio no se desangre del todo es la mano de obra extranjera, ya que prácticamente 1 de cada diez empleados del mar en Galicia son foráneos.
Según Faro de Vigo, en la última década, el porcentaje de afiliados internacionales se ha incrementado del 5,9% al 9,4%, “ganado peso dentro del conjunto de profesionales a raíz de la llegada de más trabajadores del exterior”.
Destacan como principales nacionalidades la senegalesa (483), la portuguesa (178), la marroquí (127) y la peruana (110), como Marco Antonio, de 39 años, que lleva 15 trabajando en el mar y que reconoce que “la lluvia y el frio es lo más duro de su trabajo”. Lo reconoce Rusdi, indonesio de 35 años que añade que “son muchas horas trabajando y muchos meses en alta mar”.
El caso de Fernando es, incluso, un poco más demoledor. Con 23 años, lleva dos trabajando en el mar. Hace dos años embarcó dejando a su mujer embarazada, y al volver, su hija ya había nacido.
Todo ellos se van a la Patagonia el miércoles, a la pesca del calamar. Mientras ultiman los preparativos antes de partir, cuentan lo duro que supone estar lejos de la familia, pues no volverán hasta dentro de cuatro o cinco meses.
Javier Touza, presidente de la cooperativa de armadores de Vigo (ARVI). Cuenta que uno de los principales problemas que hay en este momento es la falta de relevo generacional ya que “los jóvenes no quieren afrontar ciertas renuncias en lo personal y en lo familiar.”
Explica que se trabaja en espacios confinados y que reclutar gente “se hace cada vez más difícil”.
Luis Guisando, Patrón del Tercera Marea, tiene 34 años y reconoce que hay pocos patrones que como el estén dispuestos a trabajar en este sector tan duro, pero espera que “en un futuro próximo sean más”.
La excepción es Pedro, de 24 años. Lleva desde los 18 trabajando en el barco familiar en Burela, y explica que “hay que tener ganas de trabajar pero el mar no es para tanto”. “Es un oficio que tiene que gustar”, asegura, y a él le gusta: “Yo nací para esto”, asevera.
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