El último videoclub que resistía en A Coruña cierra sus puertas: “Las plataformas han ganado la batalla”

Los videoclubs vivieron en los años ochenta y noventa una época gloriosa que difícilmente (cuando no imposible) se volverá a repetir. De hecho, en A Coruña llegó a haber unos 70 de estos negocios, que fueron poco a poco echando el cierre hasta que sólo uno sobrevivió, y tiene los días contados.

La llegada de Internet y la piratería hicieron que estos negocios sufrieran una grave estocada que los dejó desangrándose poco a poco, hasta que finalmente las plataformas audiovisuales le dieron muerte a la mayoría.

Tan solo unos 300 sobreviven hoy en día en España. Uno de ellos, el "Aínda DVD", situado en el barrio coruñés de Monte Alto, ha anunciado el cierre de sus puertas el próximo 30 de junio por jubilación de su propietario.

Jamie Fowlie adquirió el negocio en el año 2014, cuando siendo cliente del "Josman" decidió darle una segunda vida al más antiguo videoclub coruñés, transformando aquel final en un comienzo.

“Quería mantener la posibilidad de alquilar películas para mis amigos y mi propia familia, y sabía que habría más gente que como yo iba a echar de menos el uso del videoclub”, explica Fowlie, así que reinventó el concepto poniendo en marcha un sistema de alquiler online con entrega a domicilio.

Películas y series a la venta por 2 euros

Este amante del cine y nostálgico de tiempos mejores, llegó a superar los 14.000 títulos entre series y películas, pero no pudo frenar el golpe letal de las plataformas digitales, “sobre todo a raíz de la pandemia cuando muchos de mis clientes las contrataron en sus hogares”, explica; y añade: “Las plataformas ganaron la batalla”.

Así que con su jubilación a la vuelta de la esquina, Jamie ha decidido que “este es el mejor momento para mí, quiero dedicarme a otros proyectos, también relacionados con el cine”, explica.

Así que su objetivo ahora es deshacerse de las miles de cintas que todavía conserva pese a haber vendido muchas entre su clientela.

“Las estamos vendiendo a un precio simbólico: 2 euros”, y claro, con estos precios, explica, “entra gente que busca algo concreto pero se acaba llevando un montón de cintas”, expone.

Su ilusión es que “las películas vayan a parar a hogares que las aprecien y que no acaben en la basura”, y en ello ha puesto ahora todo su empeño.

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