El “Taeniurops grabatus” o chucho negro, como se conoce coloquialmente a esta raya o “monstruo marino”, es un animal sin apenas valor culinario propio de aguas cálidas (como la del mediterráneo o las Islas Canarias), donde despierta gran interés turístico para ser observado en actividades de buceo, pero es muy raro su avistamiento en Galicia.

De ahí que el ejemplar que llegó a la lonja de Vigo este jueves, de más de 60 kilos y 1,74 metros de largo, haya acaparado todas las miradas y suscitado todo tipo de comentarios entre los clientes del mercado.

El ejemplar de chucho negro, subastado en la lonja por un precio simbólico de 20 euros, fue capturado por un pesquero en Corcubión, a donde muy probablemente llegó  por los efectos del cambio climático.

Rodrigo Villar, propietario de una pescadería que lleva su nombre en Redondela, pujó por el ejemplar sin dudarlo, con la intención de exponerlo en su negocio y enseñárselo a la clientela.

“Me llamó entusiasmado”, cuenta Sonia, la mujer de Rodrigo, “fue capturado en la ría, es increíble que sea de la ría”, insistía su marido sobre el ejemplar, “vas a alucinar cuando lo veas”, repetía al teléfono.

“De hecho, tiene el sello de calidad PescadeRías”, explica la pescadera, “lo que garantiza que ha sido pescado menos de 24 horas antes en las rías gallegas”, sostiene.

Su marido no se equivocaba: a su llegada al negocio familiar, el animal levantó mucho revuelo; “fue tremendo, todo el mundo se quería fotografiar con la raya, nunca se había visto nada igual”, revela.

Y añade: “Al principio pensábamos venderlo pero finalmente decidimos donarlo a la investigación porque hasta nos dio penita”, confiesa Sonia.

Una llamada de Rafael Bañón, biólogo del Grupo de Estudo do Medio Mariño, les hizo reafirmarse en su objetivo; el investigador, que había sido informado del hallazgo, le ofreció comprarlo y, lejos de negarse, el matrimonio no dudó en regalárselo.

Bañón les explicó que podría tratarse del espécimen de “Taeniurops grabatus más grande datado en la comunidad”, y que aunque era comestible, apenas tenía valor culinario, muy lejos desde luego de sus primas las rayas que Rodrigo y Sonia venden en su pescadería.

El ejemplar, que se encuentra en estos momentos en el Instituto de Investigacións Mariñas (IIM-CSIC), se va a investigar en profundidad y exponer su caso en una publicación científica.

Una vez analizado, la intención será donar el ejemplar al Museo de Historia Natural “Luís Iglesias” de la Universidade de Santiago de Compostela (USC).

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