Las madres españolas son, entre las madres europeas, las segundas que más se demoran en tener hijos por primera vez, y las gallegas en concreto, las que encabezan este ranking de tener hijos con mayor edad en España.
De hecho, somos el país de la UE con el mayor porcentaje de nacimientos de madres mayores de 40 años (un 10 por ciento), unas cifras que sugieren que se ha producido un cambio significativo en las tendencias de maternidad en la población, consolidándose los embarazos tardíos y también, casi de manera paralela, el perfil de mujeres que deciden ser madres en solitario.
En Vigo, por ejemplo, el número de mujeres que deciden ser monomarentales ha aumentado un 62 por ciento en los últimos cinco años.
Lo confirma el doctor Elkin Muñoz, de la clínica IVI de Vigo, que asegura que el número de mujeres que iniciaron el proceso para ser madres en solitario “aumentó en su consulta un 60 por ciento del 2022 al 2023”, y añade, “en todas nuestras clínicas de España se ha dado un incremento considerable del número de pacientes que demandan este tratamiento”.
Y es que según este profesional, “muchas veces no se tiene un hijo cuando se desea sino cuando se puede”, y en cierta medida, sus palabras resumen muy bien las causas que llevan a las mujeres de nuestro país a decidir ser madres en solitario: la dificultad para encontrar la pareja adecuada, no tener claro si se desea tener hijos hasta que es demasiado tarde para tenerlos de forma natural, o incluso el estigma social de ser madre soltera, algo que, afortunadamente, apenas presente en la actualidad.
El doctor Elkin Muñoz es optimista al respecto: “La mujer siempre tuvo la independencia biológica de ser madre, hoy en día también tiene esa independencia social” que le otorgan las clínicas de fertilidad, tanto públicas como privadas.
Carmen Anca tuvo a su hijo Artai con 40 años recién cumplidos, y confiesa, “siempre he sabido que quería ser madre”, “era cuestión de tiempo pero fue mucho tiempo”.
En su caso inició el proceso con 34 años, y tras agotar todas las posibilidades en el servicio público de salud, decidió ir a la clínica privada, donde consiguió gestar a su bebé que tiene ahora 7 meses. Aunque Carmen se siente muy arropada y apoyada por su familia, echa de menos más ayudas de las Administraciones para la conciliación, asegurando que “nivel gubernamental debería haber más apoyo”.
Paula Limeres, por su parte, tiene 44 años y empezó su proceso a los 39. No tenía pareja y estaba pasando por una enfermedad que le obligaría a tener que extirparse el útero por lo que decidió acudir a una clínica de fertilidad.
“Va pasando la vida y ves que no encuentras a la pareja adecuada para tener a tus hijos”, explica, y eso le hizo retrasar su decisión de ser madre, además de “las excusas que te pones a ti misma para no hacerlo”, confiesa.
Paula lo resume muy bien: “A veces quieres y la naturaleza no te lo permite”, advierte, por ello celebra que la ciencia le haya permitido disfrutar ahora de su hija Elba, y que otras madres puedan hacerlo ahora y en el futuro sin tener que esperar a la pareja perfecta que, quizás, nunca llegue.
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