Un hombre ha sido detenido en la localidad de Mesía (A Coruña) como supuesto autor de los delitos de explotación, trata de seres humanos, agresión sexual, prostitución, detención ilegal, daños contra la integridad moral, estafa y fraude del fluido eléctrico.
De estos ocho delitos que se le atribuyen, se han confirmado tres agresiones sexuales a sus empleadas. Las llevaba a cabo bajo sumisión química, una droga que está detrás del 31 % de las violaciones en España, como cifró el Ministerio de Justicia.
En esta operación denominada 'Loraba', la Guardia Civil ha informado de que el ahora arrestado captaba primero a inmigrantes en situación irregular para engañarlas y que trabajasen en prostíbulos. Siempre actuaba siguiendo este modus operandi.
Publicaba anuncios en una página de internet con ofertas laborales. De camarera, limpiadora, pintores, albañiles, personal de reformas, etcétera. Pero todos eran mentira, ya que su objetivo era conseguir a personas vulnerables.
No sólo por su edad o capacidad, sino "por su situación precaria económicamente y legalmente". Sus captaciones traspasaban el municipio y la región gallega, se extendían por "toda la geografía española".
En el transcurso de la investigación, los agentes descubrieron que había 23 posibles víctimas de esta persona. Además de la que había presentado una denuncia inicial que dio comienzo al caso, el 7 de junio del 2023.
Según informa el Instituto Armado, una menor de edad les contó que unos meses atrás había visto un anuncio para trabajar como camarera. Tras concretar las condiciones "excelentes", aceptó y ese mismo día acudió al puesto en el turno de tarde.
Su jornada acabó a las tres horas de la madrugada y, entonces, el jefe la invitó a tomar una copa con él y otras dos mujeres, para celebrar su incorporación a la empresa. Después de tomarse una segunda bebida, empezó a sentirse mal.
Recordaba "vagamente" lo que ocurrió esa noche: estaba desnuda encima de la mesa de billar del local. Allí su jefe la había agredido sexualmente. A la mañana siguiente, se despertó en una de las habitaciones del lugar, encerrada con llave.
Ese día también el mismo agresor volvió a violarla. Los guardias civiles contaron con la colaboración de la abogada de SOS Racismo Galicia en esta investigación, que desveló otra terrible situación: las víctimas dormían allí hacinadas.
Dado que las condiciones del empleo incluía el alojamiento, debían abonar un importe en concepto de fianza. Muchas tuvieron que pedir dinero a sus familiares o contratar un préstamo para asumirlo. Esta estafa motivaba la captación de mujeres.
Cobrada esa cantidad, eran trasladadas a clubs de alterne, propiedad del varón, que ni siquiera tenían agua corriente. Las inmigrantes pernoctaban en el suelo, sin libertad para entrar y salir, amenazadas también de ser denunciadas por estar irregularmente en España.
A dos de las contratadas les ofreció quedarse en los locales como prostitutas, pero él se quedaba con gran parte o la totalidad del dinero que pagaban los clientes por los servicios.
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