Las playas de Galicia y de prácticamente toda la cornisa cantábrica hasta llegar a Francia, se han convertido en un vertedero de microperlas de plástico procedentes de la carga que perdió el buque “Toconao” en aguas portuguesas hace más de un mes.
Pero no es nada nuevo que los residuos generados por los humanos acaben en nuestros arenales y en los de todo el planeta. La realidad es que prácticamente en todas las playas de nuestro país se puede observar la presencia de plásticos y microplásticos que nada tienen que ver con el reciente vertido de microbolitas de resina: envases de detergentes, cuerdas, restos de redes, latas de conserva, calzado o toallitas de bebés son solo algunos ejemplos de residuos que cada día el mar escupe en nuestras playas, causando un impacto medioambiental que, por momentos, parece pasar inadvertido a los bañistas y gente de a pie.
A quien no le pasa por alto esta situación de contaminación, más allá del granulado plástico que ha encendido las alarmas de todos los ecologistas, es a los miembros de la Oficina de Medio Ambiente de la Universidade de A Coruña, que este viernes ha llevado a cabo una de las tres o cuatro convocatorias anuales de limpieza de arenales que suele hacer por curso académico: “Esto es una limpieza de playas y, además, recogemos los pélets”, explicaban a los micrófonos de Informativos Telecinco.
Verónica Torrijos, técnica de Medio Ambiente de esta oficina, nos contaba que “se ha organizado esta convocatoria de limpieza con cierta urgencia por los pélets pero llevamos años limpiando las playas con cierta frecuencia, las bolitas de plástico no son los únicos residuos que sobran”.
De hecho, en la última convocatoria, la realizada para llevar a cabo la limpieza de la Praia das Lapas, en la que se anotaron más de 100 personas, llegaron al arenal y no había ni rastro de las bolitas de plástico. Desconocen si se las llevó la marea, pero lejos de cesar en su empeño y volver a casa con las manos vacías, los miembros del operativo procedieron a retirar todo tipo de materiales no orgánicos de la zona.
Lo hacen en pequeños grupos y siguiendo unas directrices. Torrijos explica que “las limpiezas se realizan siempre en marea baja o bajando, porque el agua trae los residuos, los deposita en la línea de subida y ahí es donde recogemos los materiales, si está la marea alta están embebidos en el agua y no los podemos recoger”.
Con estas actividades de voluntariado, la entidad pretende además “crear conciencia, y mirar hacia dentro: qué tipo de materiales utilizamos y qué tipos de materiales luego están apareciendo en nuestros arenales”.
Para ello, todos los residuos que recogen los voluntarios, los clasifican según su procedencia y estudian cómo se puede evitar su llegada a las costas.
“Podrá haber residuos que vienen de nuestras casas como latas de refrescos o bolsas de aperitivos, residuos que vienen del baño, procedentes de la pesca…”, explica Torrijos, “así que por un lado contabilizamos y por otro concienciamos”, detalla.
En lo tocante a la retirada de las bolitas de plástico, que este viernes no tocó porque no había pero que se habían formado a conciencia de mano de la asociación ADEGA, la técnico de la UDC nos advirtió que “en el arenal que estamos hoy, hay arenillas de cuarzo que podrían confundirse con los pellets”, por lo que es necesaria una formación previa antes de meterse en los arenales y sacar materiales que no hay que sacar.
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