Solo hay que mirarles a la cara para saber que la de hoy tampoco ha sido una jornada buena para los mariscadores y mariscadoras de Poio. Ni siquiera ha sido regular, la palabra que más repiten todos al preguntarles cómo están es: “Mal” o “muy mal”.
Es la tónica dominante en toda la geografía gallega: los bivalvos están muertos o moribundos a causa de la baja salinidad del agua (debido a las intensas lluvias caídas en los meses de octubre y noviembre) y la temperatura inusual del mar, y eso ha afectado ya directa y muy gravemente a los ingresos de los cerca de 3.500 trabajadores con licencia para mariscar bivalvos en Galicia.
Dicen los expertos que no se recuerda una crisis así en el último siglo, y aunque todavía no ha trascendido ninguna valoración oficial, las ventas en las lonjas entre el 1 de octubre y el 10 de diciembre “permiten estimar las pérdidas en más de 10 millones de euros”, respecto a la facturación media del mismo periodo el año pasado e incluso en el último lustro.
Así lo asegura la prensa local, que tirando de los datos oficiales de PescadeGalicia, la plataforma que gestiona la Consellería do Mar, constata “el desastre total” de la campaña del berberecho, al haberse vendido este año diecinueve veces menos que el año pasado en el mismo periodo (52.200 kilos frente a los 996.000 del año 2022).
Las ventas de la almeja babosa, fina y japónica cayeron alrededor de un 60% este año, mientras que las de ameixón se redujeron a la mitad.
Reza la prensa que “resistieron mejor” la almeja rubia y la cornicha, cuyas ventas cayeron un 20 y un 10% menos respectivamente.
Con este panorama, los trabajadores y trabajadoras de las rías gallegas no pueden ser optimistas. Algunos se quejan de que no tendrán “ni para pagar el seguro ni la cuota de autónomos”, y que se trata de “la peor campaña de Navidad de toda la historia”.
Los mariscadores de Poio que hablaron este lunes para los micrófonos de Informativos Telecinco aseguran que no llegan ni al cupo, situado en 1 kilo de almeja fina y de 5 kilos de japónica y que “es desesperante trabajar así”.
El sector urge ayudas porque cientos de familias gallegas que viven del bivalvo están pasando apuros, y desde la Consellería do Mar apuntan que “solo si el Estado declara zona catastrófica todos los mariscadores tendrían opción de recibir compensaciones”.
Desde este departamento aseguran estar preparando una solicitud al Gobierno central “para que se declare a las áreas de las rías afectadas como zonas catastróficas”, pero la demora en este proceso y la “falta de iniciativa del propio Gobierno gallego”, de la que se quejan a pie de playa, no levantan los ánimos de los mariscadores afectados, para los que esta no será una dulce Navidad.
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