La historia de Bosco y Olivia es una de esas que enternecen el corazón de cualquiera, por dura que tenga la coraza. Cual inspiración para la versión mejorada de La Dama y el Vagabundo, esta pareja de “enamorados” de Pontevedra, que no se separa ni para comer, busca una familia que los pueda acoger y sólo ponen una condición: que sea juntos.
El caso de esta pareja perruna se dio a conocer el pasado fin de semana en la última edición de la Feira do Nadal, que organiza la Protectora do Morrazo para animar a la adopción de perros abandonados.
Pero la tarea de lograr la adopción conjunta de Bosco y Olivia, que ahora están bajo los cuidados de la Asociación Cadeliños, no se presenta nada fácil.
Su historia la podemos leer en la cuenta de Instagram y no deja indiferente a nadie:
Esta pareja de perros callejeros vivía sin dueño en una aldea de Tomiño, donde “temerosos, solo se acercaban a los humanos para lograr alimento y sobrevivir”, explican; el bosque era su “guarida” y cualquier cobertizo viejo era el lugar ideal para criar a los cachorros que camada tras camada iban trayendo a este mundo.
Además de alimentarlos, los vecinos del lugar se iban quedando con los cachorros, pero al no estar esterilizados, “la situación se fue complicando”.
En la tercera y última camada, la preocupación por el estado de salud de Olivia los llevó a pedir ayuda a la Protectora do Morrazo que acudió a su “rescate”. “No podían seguir trayendo bebés al mundo sin control”, explican desde Cadeliños.
Los responsables de la protectora usaron a los cachorros “como cebo” para que los progenitores entraran en la jaula trampa pero sólo fue efectivo para capturar a la madre.
Madre y cachorros fueron llevados al refugio donde conocieron su nuevo hogar, “pero Olivia permanecía en estado de tristeza permanente”, y el motivo no era otro que la ausencia de su fiel compañero Bosco.
El reencuentro fue posible tres días después, cuando miembros de la protectora consiguieron rescatar a Bosco y llevarlo al refugio con su compañera de vida, Olivia. La presidenta de la Asociación Cadeliños, Pilar Perille, nos narra la escena: “Fue un encuentro de película, con besitos, saltos, cariñitos… Cuando se vieron fue la apoteosis, nos faltó ponerles corazoncitos en el aire”, añade emocionada.
A los pocos días de estar en el refugio, Bosco se mostraba como un perro muy sociable, de hecho ya hubo familias dispuestas a adoptarlo, pero a Olivia le costó más coger confianza. “Incluso hoy sigue siendo más temerosa, aunque ha avanzado mucho en este sentido”, explica Pilar.
La pareja permaneció en el refugio un tiempo, en compañía de su última camada de cachorros, pero poco a poco, los cachorros se fueron entregando en adopción y Bosco y Olivia se quedaron en el refugio de Moaña con el único consuelo de tenerse el uno al otro.
Ahora, esta pareja de peludos enamorados se encuentra en las dependencias de la asociación que preside Pilar Perille, en Barro, y nos explica que “están bien y felices pero se nota que necesitan una casa”, cuenta Pilar.
Esta apasionada de los animales espera que internet haga su magia y confía en que la pareja pueda pasar la Navidad al calor de alguna familia que los acoja.
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