Los restaurantes de Santiago de Compostela le declaran la guerra a las reservas fantasma: “Este tipo de clientes son unos caraduras”
Los "no show" son una práctica habitual en la capital gallega, sobre todo en temporada alta
Algunos restaurantes cobran una cantidad prefijada a los clientes que no se presenten y no anulen sus reservas
Los clientes habituales se han tomado bien la medida y las cenas de Navidad se prevé que transcurran sin problemas
Los restaurantes de Santiago de Compostela, hartos de reservar mesas para clientes que nunca llegaban a presentarse a sus citas, han decidido tomar cartas en el asunto y penalizar una práctica que ha ido en aumento en los últimos años y de la que se quejan en locales de hostelería de todo el territorio nacional.
Se conocen como los “no show” o “reservas fantasma” y en los restaurantes de la capital gallega han llegado a ser algo habitual, sobre todo en temporada alta, y que le supone muchas pérdidas económicas a los hosteleros.
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El propietario del restaurante Orixe, Martín Pais nos explica que aquí en Santiago “suelen ser turistas que en un día recorren varios puntos de la geografía y reservan en cuatro o cinco restaurantes de la ruta, para luego acudir al que en ese momento tengan más cerca”.
El gerente del restaurante Bodeguilla de Santa Marta, Javier Míguez, corrobora las palabras de Martín y añade que “son unos caraduras”, “a veces incluso llamas al teléfono que te han dado y ni siquiera existe” y lo peor, añade, “es que es una práctica que se repite semana sí, semana también”.
Para protegerse ante estas reservas fantasma y que el daño económico sea mínimo, algunos restaurantes han decidido obligar a los clientes a incluir los datos de la tarjeta bancaria y, si no cancelan en el tiempo fijado o no se presentan, les cobran una cantidad prefijada por comensal.
Cenas de Navidad en paz
De cara a las cenas de Navidad, que en los restaurantes suelen reunir a unos 15 o 20 comensales por mesa, Míguez asegura que no va a haber problema ya que los clientes habituales han tomado bien la medida, “la gente razonable que tiene de verdad intención de ir a cenar a un local no pode pegas”, indica.
Aun así, Míguez asegura que está “totalmente justificado cobrar una pre-reserva”, ya que “en un negocio como el suyo, que no se presente una mesa de unos 6 u 8 comensales puede suponer un 15 o un 20 por ciento de la facturación de la noche”, si hablamos de más comensales las pérdidas pueden ser demoledoras para el negocio.