Fin de una era en la Diputación de Ourense. La saga Baltar pierde el control del ente provincial después de más de tres décadas de poder. Acorralado por los escándalos, Manuel Baltar ha anunciado este miércoles que renuncia a la presidencia. Sí seguirá liderando, de momento, el PP de Ourense.
José Manuel Baltar Blanco (Ourense, 1967) presidía la Diputación de Ourense desde febrero de 2012. Junior, como le conocían en el PP cuando era un aspirante, había heredado el cargo de su padre, José Luis Baltar Pumar (Esgos, 1940).
Este había conseguido llegar a la Diputación de Ourense en 1990. Procedente de una familia muy humilde, había logrado sacarse la carrera de Magisterio, convirtiéndose después en alcalde del pequeño ayuntamiento de Nogueira de Ramuín (Ourense).
Su mandato en la Diputación, entre 1990 y 2012, estuvo salpicado por continuas acusaciones de enchufismo. Baltar padre, como demostró más tarde la justicia, utilizaba la Diputación para colocar a familiares de concejales del PP.
Autodenominado el “cacique bueno”, José Luis Baltar llegó a convertir al ente provincial en el segundo empleador de la provincia, con casi mil trabajadores, compitiendo con la firma de moda Adolfo Domínguez.
En 2014, ya jubilado de la política, Baltar padre fue condenado por prevaricación al demostrarse que había enchufado a más de un centenar de personas en el ente provincial. La condena le llegó cuando su hijo mayor ya estaba asentado en el trono de la Diputación.
Manuel Baltar, licenciado en Derecho y líder del PP de Ourense desde 2010, había heredado el puesto de su padre en 2012, presentándose como un soplo de aire fresco y con la transparencia como bandera. Sin embargo, la sombra de las maniobras caciquiles de su padre siempre estuvieron ahí.
Gobernó la Diputación con mayoría absoluta en 2012 y 2015, pero la perdió en 2019. Logró reducir la importante deuda que tenía el ente provincial tras su llegada, pero fue muy criticado por la oposición por el supuesto reparto a dedo de fondos para beneficiar a los ayuntamientos del PP y el sistema de distribución de subvenciones llegó a ser censurado por el Consello de Contas.
Pero su mayor polémica llegó el pasado mes de abril, cuando la carrera hacia las elecciones municipales ya había comenzado. Baltar hijo fue cazado circulando a 215 kilómetros por hora en un coche oficial de la institución para acudir a unas supuestas reuniones en Madrid que no figuraban en su agenda oficial.
Ese hecho (y otras sanciones de tráfico que luego salieron a la luz) provocó una tormenta política, con peticiones de dimisión por parte de adversarios políticos, quienes le acusaron de hacer un uso privativo de recursos institucionales, y el silencio de miembros de su partido. Una tempestad que todavía no ha terminado, ya que Baltar tendrá que enfrentarse próximamente a un juicio por un presunto delito contra la seguridad vial.
Ni Manuel Fraga, ni Alberto Núñez Feijóo, ni Mariano Rajoy como presidente del Gobierno de España fueron capaces de destronar a la familia Baltar a pesar de evidentes desavenencias con el clan.
Uno de los escándalos más sonados se produjo en 2004. Baltar padre se atrevió a desafiar al fundador del partido, Manuel Fraga, poniendo en riesgo la mayoría absoluta del PP en el Parlamento de Galicia.
José Luis Baltar no estaba de acuerdo con algunos cambios que se habían hecho en la formación y ordenó a cinco parlamentarios de Ourense encerrarse en un piso, sin teléfonos, hasta que no se solucionaran las desavenencias internas. Finalmente, Baltar y Fraga sellaron la paz.
También Feijóo y Rajoy trataron, sin éxito, de evitar la sucesión de padre a hijo en el año 2010, presentando un candidato alternativo a Baltar hijo en unas primarias para escoger al líder del PP en la provincia.
Sin embargo, la maniobra fracasó. Pese a que desde la dirección nacional y autonómica intentaron conseguir el apoyo de los alcaldes, la familia Baltar ganó. Reunieron 723 votos frente a los 433 del candidato apadrinado por Feijóo y Rajoy.
El control sobre los alcaldes, los diputados y senadores y los buenos réditos que el partido conseguía en la provincia de Ourense, principal granero de votos de los populares en la comunidad, permitieron que la familia Baltar perpetuase su poder.
En el 2019 volvió a quedar patente una discrepancia entre Baltar hijo y Feijóo con la aparición en la escena política de Gonzalo Jácome, el presidente de Democracia Ourensana.
Jácome y Baltar sellaron un pacto que convertía al primero en alcalde de la ciudad de Ourense siempre y cuando permitiese, con su voto, que Baltar siguiese presidiendo la Diputación, al haber perdido la mayoría absoluta.
Pese a que Feijóo había dicho que la llegada de Jácome a la alcaldía sería “letal” para Ourense, el entonces presidente de la Xunta decidió mirar, finalmente, hacia otro lado. Baltar iniciaba el que sería su último mandato al frente de la Diputación.
Ahora, sin contar con la mayoría absoluta en el ente provincial, Baltar se aparta. Dice que renuncia para "facilitar" que el ente provincial tenga "un presidente o presidenta del PP" durante los próximos cuatro años.