"Ya no hay restos del Prestige", afirma a NIUS Carlos Rodríguez, responsable de comunicación de Sogarisa, la empresa semipública encargada del tratamiento del vertido del petrolero accidentado en las costas gallegas en noviembre de 2002. Afirman que las últimas 10.000 toneladas de chapapote han pasado ya por la planta de residuos que tienen en As Somozas (A Coruña). "Nos interesaba hacerlo lo antes posible", sostiene la empresa, pero no precisa cuándo se terminó de limpiar todo el vertido.
Y eso es motivo de polémica. La asociación ecologista ADEGA (Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galiza) denuncia que esas últimas 10.000 toneladas siguen almacenadas en una balsa de aguas pluviales, en una nave en desuso de As Somozas, a 30 kilómetros de Ferrol. "Llevan 20 años durmiendo el sueño de los justos esperando su reciclaje", afirma Fins Eirexas, secretario técnico de ADEGA.
En 2020 la empresa solicitó ampliar sus terrenos para realizar un nuevo vertedero, fue entonces cuando los ecologistas comprobaron que más de un 10% del vertido seguía sin ser tratado, estaba en una zona impermeabilizada y tapado con neopreno para que no se mojara . "No tenemos constancia de que lo hayan limpiado", denuncia Eirexas.
Aunque la ley obliga a procesar esos restos tóxicos en seis meses, la empresa reconoce que la limpieza se retrasó años por "falta de acuerdo económico entre las administraciones central y autonómica". E insisten en que los restos "ya no están en la planta", sostiene Rodríguez. Los ecologistas creen que los 22,4 millones de euros presupuestados hace una década para hacer frente al tratamiento de las 90.000 toneladas de residuos "se quedaron cortos" y por eso las 10.000 restantes se han quedado sin limpiar. "Es cuestión de 3 ó 4 millones de euros", calcula Eirexas.
En 2002 los voluntarios y los servicios del limpieza lograron sacar 90.000 toneladas de chapapote de la costa gallega en apenas unos meses. 20 años después aún no hay datos oficiales sobre la composición de los restos. Un informe de Sogarisa, fechado en 2012, sostenía que las 80.000 toneladas de chapapote, que en esa fecha ya habían tratado, estaban formadas por "un 60% de arena, 20% de agua, 12% de plásticos, y un 8% de fuel". También hay una pequeña parte de residuos orgánicos.
De las miles de toneladas del vertido que fueron tratadas solo se pudieron reutilizar 956 toneladas de plásticos, y 482 de fuel. El resto, a la basura. "Casi el 91% de los plásticos y combustibles reciclados fueron a parar al vertedero", según ADEGA.
Ese es otro de los problemas, la seguridad de esos espacios, de esos basureros. "Las sustancias salen de un agujero (las balsas donde han estado esperando el reciclaje) y una vez separadas vuelven a otro agujero, el vertedero" .
Los ecologistas denuncian que "el fuel es altamente tóxico y son necesarias una condiciones claras de impermeabilidad", explica Eirexas, para que no haya filtraciones que puedan contaminar el sustrato. Sostiene que al principio de la crisis del 'Prestige' hubo "vertederos piratas" que han podido ocasionar un destrozo ecológico. "Es un doble Prestige, el de la costa y el de los vertederos que terminaron ensuciando el monte". "Las sustancias salen de un agujero (las balsas donde han estado esperando el reciclaje) y una vez separadas vuelven a otro agujero, el vertedero" .
La empresa encargada del tratamiento de los restos del Prestige pertenece al Centro de Tratamiento de Residuos Industriales de Galicia (CTRIG) y defiende que ellos cumplen "una labor ecológica sometida a la legislación". Afirman que los vertederos están impermeabilizados y se someten a "análisis y controles de laboratorios independientes". Esgrimen que sin plantas de residuos como las suyas "el destino de esos restos estaría descontrolado". Y añaden que los ecologistas "no les han preguntado" ni si los restos seguían ahí, ni dónde los han llevado.