Los bilbaínos José María Basoa y Andrés Martínez viajaron, el pasado verano, a Venezuela de vacaciones, sin imaginar que aquel viaje acabaría convirtiéndose en una pesadilla cuando fueron detenidos, acusados de preparar "un plan para asesinar" al presidente del país, Nicolás Maduro.

Un mal sueño del que aún no han despertado y que empeora, dado que ambos, según publica el diario El Mundo, han sido recluidos en el que algunos catalogan como uno de los principales centros de detención y tortura del gobierno de Maduro. Se trata de la cárcel ‘Rodeo 1’, construida hace 45 años a las afueras de Caracas, en estado Miranda, y que en 2024 fue rehabilitada para acoger a los rebeldes más peligrosos.

Los bilbaínos José María Basoa Badovinos, de 35 años, y Andrés Martínez Adasme, de 32, están allí. En “un agujero negro” o “un infierno en la tierra”, tal y como definen este centro penitenciario quienes lo conocen. Entre ellos, los seis estadounidenses recientemente liberados, que también estuvieron recluidos en 'Rodeo 1'.

La semana pasada, el enviado especial estadounidense de la Administración Donald Trump, Richard Grenell, anunciaba que los seis ciudadanos de Estados Unidos detenidos en Venezuela regresaban a Estados Unidos, tras la exigencia del Gobierno estadounidense de su liberación.

Amnistía Internacional denunciaba en una carta abierta dirigida al ministro de asuntos penitenciarios de Venezuela, Julio García Zerpa, y fechada en junio de 2024 (dos meses antes de que los dos vascos viajaran al país sudamericano) que las condiciones de reclusión en el ‘Rodeo I’ son “crueles, inhumanas y degradantes, y en ciertos casos, podrían llegar a constituir tortura”.

En la misiva se evidencia que a los presos se les somete a “períodos de aislamiento prolongado”, tras los cuales, “los detenidos en ‘Rodeo I’ son sometidos a condiciones de higiene y salubridad inhumanas y degradantes, como son la falta de papel higiénico, recibir agua no potable por una manguera, y dormir en camas de concreto sin colchón ni cobijas”.

Además, Amnistía Internacional añade que las vejaciones se extienden a los allegados que visitan a los prisioneros: “Durante las visitas familiares, sus seres queridos son revisados y encapuchados al ingresar en el centro; algunos incluso habrían sufrido descompensaciones por las condiciones intimidantes y opresoras”.

A Basoa y Martínez les acusan de ser, en palabras de Maduro, “turistas terroristas”. El ministro del Interior de Venezuela, Diosdado Cabello, cuando confirmó la detención de los dos turistas vascos afirmó que tenían "vínculos con el Centro Nacional de Inteligencia (CNI)” español y con figuras cercanas a la oposición venezolana que estarían preparando "un plan para asesinar" al presidente del país, Nicolás Maduro.

Basoa estudió en el colegio alemán ‘Deutsche Schule’ de Bilbao y antes de ser detenido en Venezuela, residía y trabajaba en Suiza. Su amigo Andrés, con experiencia en la colocación de ventanas metálicas, se encontraba buscando empleo antes de viajar a Venezuela, para hacer turismo.

Los dos vascos tomaron un vuelo de Madrid a Caracas el 17 de agosto, donde alquilaron un vehículo que debían haber devuelto el 5 de septiembre, circunstancia que no hicieron. El 31 de agosto habrían salido en lancha desde Puerto Ayacucho hacia Colombia y deberían haber tomado un vuelo de vuelta a Madrid. No lo hicieron y sus familias denunciaron su desaparición el 9 de septiembre ante la Ertzaintza.

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