A pesar de haberse quedado sin casa, Laura reconoce que tuvo "suerte" porque salió a la calle 10 minutos antes de que el fuego devorara el inmueble contiguo al suyo. Ella y su familia están bien, aunque llevan cinco días realojados en un hotel y sin saber si podrán regresar, aunque lo dudan: "Allí no se puede vivir", porque la casa "está inundada" y "huele muy mal".
También fuera de sus casas están Milagros y su familia. “Fue un infierno” resume la bisabuela de los dos niños que protagonizaron junto a su madre un angustioso rescate la tarde del pasado viernes 30 cuando el fuego devoraba el edificio en el que vivían en Basauri (Vizcaya). Los gritos desesperados de la mujer, desde una de las ventanas, mientras sujeta en brazos a uno de los pequeños, quedaron grabados por las cámaras.
Su bisabuela, algo más tranquila días después, relata cómo vivieron aquellos momentos en los que “no sabíamos si iban a poder salir con vida”. La mujer cuenta la impotencia que sintieron, hasta que los bomberos pudieron sacarlos de allí, porque “veíamos que ella se asfixiaba con las criaturas”, de hecho “uno de los pequeños se desmayó dos veces, tuvo que echarle agua”. A los 10 minutos de sacarla a ella empezaron a arder los tejados.
33 vecinos se han quedado sin casa. A la espera de que los técnicos determinen si pueden o no regresar los residentes en los portales contiguos al número 5, que ha quedado completamente destrozado, conocemos algunas de sus historias y cómo están viviendo estos días posteriores al dramático incendio que le costó la vida a una persona.
A sus 19 años, Laura ha visto como el incendio que calcinó el pasado viernes un edificio de Basauri la ha dejado a ella y a su familia sin casa y, lo que es peor, sin recuerdos. “Necesito entrar a coger una foto de mi abuela y otra de mi primo, que falleció hace un par de meses”, explica esta joven. “Lo único que tengo está allí”, lamenta.
El fuego ha ocasionado graves daños en los inmuebles que con casi un siglo de antigüedad no pasaban por su mejor momento antes del fatídico incendio. “Soy consciente de que por fuera no parece la mejor casa, pero era la mía”, zanja Laura. 33 personas siguen realojadas.
El fuego se desató en el número 5 de la calle Kareaga Goikoa de Basauri (Vizcaya), en un inmueble de estructura de madera donde un hombre de 41 años falleció al arrojarse desde el tercer piso cuando huía de las llamas, cuatro personas tuvieron que ser rescatadas y 33 vecinos siguen sin poder regresar.
Ella no vivía en el número 5 de la calle Kareaga Goikoa que tras el incendio ha quedado completamente destruido, pero su casa, en el portal contiguo, está completamente inundada, por el agua empleada durante la extinción, y “huele muy mal”. “Allí no se puede vivir”, lamenta.
Sandra escapó del 1º Derecha con lo puesto, “nadie nos alertó, pero vimos la llamarada y salimos los últimos”, cuando pudo volver a su vivienda para recoger algunos enseres se encontró con la casa inundada y un fuerte olor “como a algo tóxico”, “se me pusieron los ojos rojos y no podía ni respirar era imposible estar allí”.
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