Una semana después de que la multinacional estadounidense Guardian anunciara el cierre de su planta en Llodio (Álava), se viven días claves para intentar que la fábrica de vidrio, que emplea a 171 personas, mantenga su actividad. Son jornadas de reuniones: entre la dirección y los trabajadores, entre la multinacional y el Gobierno Vasco; asambleas; concentraciones y una posible huelga indefinida en ciernes; el adelanto del apagado del horno al miércoles y el consecuente malestar institucional.
La multinacional hizo pública su decisión el pasado martes 21 y anunció que se materializará en seis meses. La razón que esgrimen para justificar el cierre es la ruptura de un horno de la factoría y la imposibilidad de invertir en su arreglo dada, según argumentan, la baja carga de trabajo en este centro.
Tras conocerse la noticia, tanto los propios trabajadores como las instituciones vascas empezaron a mover ficha. La sorpresa fue que la misma multinacional también lo hizo al adelantar la parada completa del horno a este mismo miércoles 29. Ante esta decisión, ELA ha presentado una demanda de medidas cautelares urgentes ante el Tribunal de Justicia del País Vasco (TSJPV). En opinión de este sindicato, "no se debe permitir a la multinacional llevar a cabo su intención de dejar sin futuro alguno a la planta de Laudio".
La paralización, que en un principio estaba prevista para el 3 de febrero, "se adelanta, una decisión que la compañía toma tras recibir la comunicación de inicio de huelga para el 2 de febrero". Esto supone que el horno de la fábrica de Laudio se paralizaría"para siempre, de forma irreversible". En este sentido, exige al Gobierno Vasco, tanto a la Consejería de Industria, así como al de Trabajo, que en las próximas horas impidan, que la multinacional americana lleve a efecto la paralización del horno.
La noticia del adelanto del apagado del horno al próximo miércoles, 24 horas después de la reunión programada con el Gobierno Vasco, para tratar de encontrar posibles soluciones al cierre de la planta y al despido de 171 trabajadores, ha generado "asombro" y "malestar" en el Ejecutivo de la CAV.
Este movimiento preocupa al Comité de empresa que sospecha que el apagado del horno podría adelantar el cierre definitivo y al propio Gobierno Vasco que, en un comunicado, instaba a Guardian a "no adoptar ninguna acción que pueda hipotecar el futuro de la actividad de la planta antes de celebrarse el encuentro".
En víspera de este encuentro entre el Ejecutivo autónomo y la empresa, los trabajadores deciden, tras reunirse a primera hora de este lunes con la dirección, si inician una huelga indefinida a partir de este jueves 30. El día anterior, el 29, se concentrarán en la entrada de la planta.
Antes de que en 1985, la multinacional estadounidense comprara la fábrica vidriera, funcionaba bajo el nombre de Villosa y llegó a contar con una plantilla de 1.500 empleados. 27 años después llegó el primer conflicto laboral que terminó sin despidos. Sin embargo, en 2020, la planta vendió su división de parabrisas para automóvil y más de 200 personas se fueron a la calle. Ahora, Guardian Glass ha anunciado el cierre definitivo.
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