Las especies exóticas invasoras, aquellas que de forma natural, accidental o intencionada se introducen en un medio que no es el suyo y que, después de cierto tiempo, consiguen adaptarse a él y colonizarlo son, según la UICN "la segunda amenaza para la biodiversidad mundial, después de la destrucción de los hábitats naturales", apunta el Gobierno Vasco. Con estos mimbres, no es de extrañar que a muchos se les erice el vello cada vez que se detecta la presencia de alguna de estas especies en nuestro territorio.
Así, en el País Vasco, si hace tan solo unos días saltaban las alarmas porque se detectaba en el río Oria, en Guipúzcoa, la presencia de la 'Corbicula fluminea', más conocida como almeja asiática, una especie exótica con un alto potencial invasor dada su alta fecundidad y su velocidad de crecimiento. Se la considera capaz de producir importantes pérdidas económicas por su afección a los sistemas hidráulicos.
Ahora, en Álava preocupa el avistamiento de algunos ejemplares de ruiseñores de Japón (Leiothrix lutea). Esta ave, de colores vistosos y brillantes con la cola ligeramente ahorquillada, es originaria del sureste de Asia, pero se ha asentado con éxito en la península, sobre todo en áreas forestales.
La especie, tal y como detalla el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasora, “era común en tiendas de pájaros y en jardines zoológicos” y es probable, que haya acabado extendiéndose “por el escape o liberación de ejemplares en cautividad por parte de particulares”.
Según un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), las especies invasoras se expanden veinte veces más rápido que las nativas y los seres humanos contribuimos a esa expansión.
En el País Vasco, los medios acuáticos y sus ecosistemas asociados son los ambientes preferidos por parte de las especies invasoras. "Valga como muestra el hecho de que de las 20 especies animales asentadas ya en nuestro territorio, 19 habitan de manera exclusiva o preferente en estas zonas". También las plantas invasoras se instalan en mayor medida en ambientes acuáticos que en los ecosistemas terrestres.
En el caso de la almeja asiática, su presencia se ha detectado en buena parte de las cuencas hidrográficas de España, pero, hasta ahora, este molusco de concha triangular, con estrías concéntricas y de coloración verdosa o amarilla con manchas oscuras no se había detectado en aguas vascas.
Se desconoce de qué forma ha podido llegar al río Oria pero sí, que una vez localizada es casi imposible su erradicación porque la almeja asiática es una especie muy prolífica, ya que cada una de ellas a lo largo de su vida puede liberar más de 100.000 larvas, por lo que suele alcanzar grandes densidades poblacionales, ocasionando el fenómeno de acumulación de individuos conocido como “biofouling”. Por eso, su presencia en un río como el río Oria lleva a los expertos a valorar la dificultad de erradicarla y, por tanto, la necesidad de centrarse en la prevención para controlar su expansión, tal y como se viene haciendo con otras especies, como el mejillón cebra.
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