A sus 21 años, Alaine Albisu cursa tercero de Diseño de Moda en Bilbao, pero para cuando termine su formación en 2025, esta joven guipuzcoana, que triunfa en redes con sus bolsos artesanales hechos con lana merina “que yo misma tejo y tiño”, habrá lanzado su propia colección de moda. Todo, solo dos años después de haber tocado fondo. Los colores vibrantes son la principal seña de identidad de unos bolsos, con precios entre los 60 y 100 euros, y que vuelan en su cuenta de Instagram.

“Empecé a hacer bolsos de trapillo para distraerme, como terapia”, recuerda esta joven, que hace dos veranos lo pasó “fatal” por culpa de un problema de salud mental. La autoexigencia y el perfeccionismo llevaron a Alaine a sufrir ansiedad: “Estaba desmotivadísima” y hasta físicamente “me afectó”.

Un tratamiento farmacológico y la ayuda de un profesional de la Psicología la ayudó a remontar aquella situación, aunque fue el croché, el que definitivamente la salvó. Aquellos primeros bolsos los publicó en sus redes y, para su sorpresa, comenzaron a llegar pedidos.

Desde entonces ha confeccionado “más de mil”, todos con sus propias manos. La lana merina y el algodón son los materiales naturales que utiliza para sus diseños de la colección de invierno, mientras que en verano emplea trapillo. “Me quiero posicionar en el mundo de la moda dando valor a la sostenibilidad”, advierte esta comprometida diseñadora dispuesta a “dar una vuelta” a esta industria, “una de las más contaminantes”.

Tejer cada bolso no le lleva más de media hora, pero el proceso creativo es mucho más complejo, hay que idear el diseño, colorear la lana con tintes naturales, que “es probablemente lo más laborioso porque primero hay que cocerla”, detalla esta joven diseñadora que está a punto de abrir su página web Alaine.eus.

Además, ultima los detalles para lanzar durante los próximos meses su nueva colección de ropa en la que Alaine no ha empleado patrones, “exclusivamente para mujeres”, para confeccionar sus jerseys de punto, camisas o chaquetas porque pretende que cualquiera, independientemente de su sexo, pueda vestir sus prendas. Eso sí, admite que la mayoría de sus clientas son mujeres, muchas de las cuales adquirirán sus diseños online, aunque las más afortunadas podrán acercarse a su ‘atelier’ y “tocar las telas”, en Elosegi 54, bajo (Lazkao, Guipúzcoa).

El bache emocional que sufrió Alaine hace dos años está ya superado, “hoy en día, estoy superbién”, reconoce la lazkaotarra que, sin embargo, no quiere olvidar lo que sufrió porque “hay que dar voz a los trastornos mentales que cada vez sufrimos más los jóvenes”.

Esta guipuzcoana vive ahora un dulce momento profesional, con proyectos en ciernes, una clientela rendida a sus bolsos artesanales y además, habiendo sido reconocida con el premio al Mejor Proyecto Empresarial de Nueva Creación en el XXVII Concurso de Nuevas Iniciativas Empresariales de Goieki. Con el dinero del premio, ya piensa en comprarse “una tricotosa para hacer punto”. Esa máquina será la tercera con la que cuente Alaine, “hasta ahora solo he tenido una máquina de coser y una remalladora” y sus manos, claro. 

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