Se llaman Leire Zurita, María Fernández y Mandila Acharya. Las tres son la punta de lanza de un movimiento juvenil que lucha contra el tabaquismo. Este miércoles 25 de septiembre, estas veinteañeras, a diferencia de muchas jóvenes de su edad, no han pasado la mañana en la universidad o con sus amigas sino reunidas con representantes de las instituciones vascas, responsables de los departamentos de salud de algunos ayuntamientos y del Gobierno Vasco.
Tenían un mensaje claro que transmitirles: hay que concienciar a los jóvenes y crear un cambio para un futuro sin tabaco. Quieren alcanzar para 2030 la primera generación libre del humo del tabaco.
Estas tres jóvenes forman parte del Proyecto Zero de la Asociación Española Contra el Cáncer. “Mis padres fueron fumadores, también lo son algunas amigas e incluso, en mi familia ha habido casos de cáncer”, relata Leire, que quiere estudiar medicina y se muestra muy sensible ante las consecuencias que esta adicción genera en la salud de quienes la padecen y también del entorno de los fumadores.
Leire es partidaria de que las restricciones a los fumadores sean cada vez mayores, pero que los cambios se aborden de forma paulatina, “poco a poco”, por ejemplo, “aumentando los espacios libres de humo”. De la misma opinión es su compañera María, que admite que “detesta el humo del tabaco” y que “muchas veces me he tenido que apartar yo en una terraza para evitarlo como si fuera yo la que molestara”. Esta veinteañera apuesta porque la erradicación del tabaco descanse sobre la legislación, pero también sobre el pilar de la educación: “Soy partidaria de que impartieran un curso obligatorio antitabaco en institutos y universidades”.
Durante sus estudios de enfermería, Mandila ha sido testigos de los estragos que genera el consumo continuado de tabaco en muchas personas. “He visto a pacientes arrepentidos de haber fumado durante tantos años al ver que ese consumo les ha llevado a acabar en el hospital”, relata.
Mandila, junto a María y Leire, son tres activistas contra el tabaco, pero también son jóvenes y conscientes de que su mensaje a veces cuesta que cale. “Los chavales de 18 años suelen mostrarse reacios y poco receptivos”, tal vez porque la moda, sentirse mayores o que el famoso al que admiran fuma sin tapujos. A ellos, tal vez, les vendría bien “ver para creer”, dice Mandila, es decir, “poner ante sus ojos el efecto que el consumo de tabaco ha tenido en una persona de mayor edad”.
La Asociación Contra el Cáncer de Bizkaia ha participado en la 16.ª edición del Congreso para jóvenes que ha celebrado en el Euskalduna la Fundación ‘Lo Que de Verdad Importa’. El objetivo es lograr para 2023 la primera generación libre del humo del tabaco y potenciar un movimiento juvenil que luche contra el tabaquismo.
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