Mikel era ingeniero y Markel, un futuro bombero: así eran los dos montañeros vascos muertos en el Mont Blanc

  • Descendían de la cumbre del Tacul, una de las cimas del macizo del Mont Blanc

  • Un tercer alpinista, también guipuzcoano, resultó herido en la caída

  • El alcalde de Lezo: "Es una trágica noticia que seguimos sin poder creer”

El accidente mortal ocurrido este pasado miércoles en el Mont Blanc, el monte blanco, paradógicamente ha teñido de negro al mundo de la montaña vasca. Una “trágica” noticia que “seguimos sin poder creer”, decía esta mañana el alcalde de Lezo, de donde era uno de los fallecidos.

Los dos alpinistas que han perdido la vida eran, a pesar de su juventud, 26 y 27 años, muy experimentados, pero la fatalidad del destino les aguardaba a primera hora de la tarde de este miércoles, cuando descendían de la cumbre del Tacul. Al parecer, un desprendimiento habría provocado la caída de la cordada de la que formaban parte los dos guipuzcoanos fallecidos y un tercero que ha resultado herido.

Se trata de Mikel Etxezarraga, vecino del barrio de Altamira de Lezo, y Markel Galdos, natural de Oiartzun. Ambos eran muy conocidos en ambos municipios guipuzcoanos “estamos en la misma comarca a pocos kilómetros”, puntualiza Mikel Arruti, alcalde de Lezo.

Dos apasionados de la montaña

Mikel Etxezarraga era ingeniero, había cursado un máster en la Universidad de Deusto y estaba, según ha podido saber Naiz, a punto de empezar a trabajar en Tecnalia. A ambos les unía su pasión por la montaña, donde ayer trágicamente encontraron la muerte.

Por su parte, el otro montañero que ha perdido la vida en el fatal accidente ha sido el oiartzutarra Markel Galdos que, mientras se preparaba para opositar a una plaza como bombero, trabajaba precisamente en la localidad de su compañero de cordada, Lezo. En concreto, en el polideportivo municipal, “por lo que era bastante conocido aquí”, reconoce el alcalde de Lezo que en sus propias redes lamentaba la pérdida.

Guipúzcoa llora el fallecimiento de estos dos jóvenes montañeros. El bar que regenta la familia de Markel Galdos, en el barrio de Gurutze, permanecía hoy cerrado y vacío. Los pocos vecinos que pasaban por allí admitían que la noticia ha sido “un mazazo”, “es que es tremendo, se me ponen los pelos de punta” o “la mayor de las desgracias, tan jóvenes”. Expresiones de dolor que se repetían a tan solo unos kilómetros de allí, en la cercana Lezo: “Qué pena tan grande”, “es una verdadera desgracia”. 

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