La escatológica campaña de una asociación de personas con discapacidad de Álava: “Vomitar o defecar en la calle no es cívico”
Igor Navarro, representante de la asociación, asegura que esta campaña nace de la “desazón” de las personas del colectivo
Aseguran que estas prácticas afectan a la estética de la ciudad y a las personas con discapacidad
Pretenden acabar con los orines y escupitajos en la calle
Muchas calles de Vitoria son intransitables para las personas con movilidad reducida, así lo denuncian desde Eginaren Eginez, la asociación de personas con discapacidad física de la capital alavesa. “Los escupitajos, chicles y colillas así como las heces de los perros o hacer la necesidades fisiológicas en espacios públicos, afecta negativamente la convivencia y la limpieza de nuestra ciudad”, denuncian desde la asociación.
Eginaren Eginez es una entidad que se creó en el año 1979 con el objetivo de coordinar el trabajo y conseguir la inclusión de las personas con discapacidad física en todos los ámbitos de la sociedad. Ahora mismo hay 1656 personas asociadas a la entidad en el territorio alavés.
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Mensajes claros y directos
En esta segunda quincena de julio han lanzado una campaña gráfica para sensibilizar e informar a la ciudadanía a través de diferentes carteles colocados en los puntos clave de la ciudad. Los carteles, cada uno con un aviso, lanzan un mensaje claro y directo. “Vomitar, defecar o mear en la calle no es cívico”, “pisar mierda de perro no trae buena suerte” o “tirar el chicle al suelo no es un arte”, son algunos de los más representativos. Estos carteles han sido colocados por los propios usuarios de la asociación.
Igor Navarro es el representante de la asociación y asegura que esta campaña nace de la “desazón” de las personas del colectivo. “Estas actitudes incívicas de la ciudadanía nos generan situaciones incomodas y de falta de seguridad”, asegura Igor.
Tanto Igor, como el resto de usuarios de la asociación y el resto de personas con discapacidad física de la ciudad se ven afectados en su día a día con estas prácticas, Juanjo es uno de los usuario de Eginarez Eginez y cuenta que esta campaña le parece “estupenda” para concienciar y para “ponernos en el lugar de los demás”.
A sus manos o a casa
Estas prácticas no solo perjudican a la estética urbana de la ciudad sino que suponen un peligro para las personas con movilidad reducida, impidiendo su paso por determinadas zonas y aumentando el riesgo de accidentes.
Los chicles, escupitajos y orines se adhieren a las ruedas de las sillas, a los bastones y a otros elementos que después terminan en sus manos y en su propia casa. Juanjo expone que en la calle se encuentran con “demasiados inconvenientes” y que esquivarlos puede llegar a ser peligroso. “En hierba y en charcos se puede llegar a limpiar pero qué mínimo que respetar unas normas básicas de convivencia”, señala Juanjo.
El representante de la asociación lamenta también que día tras día se acaban llevando desperdicios a su propia casa. “Nos lo llevamos en las ruedas a casa, a las manos y esas cacas o meadas acaban en nuestras sábanas”, expone Navarro.
Desde la asociación apuntan que esta campaña de información y sensibilización es una llamada de atención a todos los ciudadanos para fomentar la convivencia en diversidad.
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