“A los rescatistas les costó encontrarte porque buscaban en el suelo, hay que mirar en el cielo”, son las palabras que Silvestro Franchini dedica a su hermano Tomas, de 35 años, fallecido en una caída mientras escalaba la cara noreste del Cashan (5.716 m), en la Cordillera Blanca de los Andes (Perú). Su cuerpo fue recuperado este mismo martes por un equipo de cuatro rescatadores, dos de ellos, los vascos, Iker y Eneko Pou.
Con la mirada teñida de tristeza y la serenidad en las palabras de quienes conviven a diario con la belleza y el peligro de la montaña, Eneko relata que “el rescate ha ido bien porque hemos logrado recuperar el cuerpo”, y matiza “la pena es que solo hemos bajado el cuerpo” de Tomas Franchini, que a lo largo de su trayectoria como alpinista, había realizado varias actividades de muy alto nivel en diferentes cordilleras del planeta.
Solo cuatro rescatadores lograron llegar hasta el lugar donde se encontraba el cuerpo del escalador italiano: “Era una zona superpeligrosa”, los continuos desprendimientos de piedras obligaron a los hermanos Pou, a Francisco Ostos y a Michel, “nuestro compañero de escaladas aquí”, a “jugarse el tipo para sacarlo”. Los cuatro rescatistas sabían que “era importante para la familia” y no dudaron en arriesgarse para arrebatarle al Cashan el cuerpo de Franchini.
Iker y Eneko, en sus redes, no se olvidan de agradecer la labor de porteadores, cocineros y todos aquellos, que de una u otra manera, ayudaron a que fuera posible bajarlo, “sin ellos hubiera sido imposible”. Tampoco se olvidan de los amigos y familiares del fallecido a los que les envían “un abrazo” y “mucho amor”.
Los vascos admiten que “estamos bastante jodidos” y que, ahora, tienen que intentar recuperarse de todo esto. No es la primera vez que los hermanos vitorianos, unos de los mejores escaladores del país, participan en la dura tarea de recuperar el cuerpo de algún compañero fallecido en la montaña. Hace cinco años, también en Perú, dos montañeros argentinos murieron cuando escalaban el Caraz, en la cordillera de los Andes. “Nos dejamos la piel durante un montón de horas para sacar los cuerpos de Ian y Juampi. Eran unos chicos increíbles y no tenemos ninguna duda de que ellos habrían hecho lo mismo por nosotros”, escribieron entonces.
Ahora lloran la pérdida de "un compañero y además amigo". Silvestro, el hermano de Tomas, en su cuenta de Instagram, le ha recordado con una foto antigua del escalador cuando solo era un niño y añade: “Fuiste a hacer compañía a nuestro amigo Franz, que nos dijo «estáis hechos para escalar juntos y solo vosotros dos». Unidos éramos invencibles, pero nos separamos, las cosas fáciles nunca nos gustaron… Ahora lloro y siento un vacío, quiero tocarte, nunca podré volver a hacerlo, pierdo el aliento”.
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