El Gobierno ha aprobado en el Consejo de Ministros la nueva ley de protección de menores en entornos digitales, que contempla imponer órdenes de alejamiento digital, un sistema de control parental en los dispositivos móviles y establecer protocolos para que los pediatras hagan también un chequeo digital para detectar usos problemáticos con internet y tecnología entre los niños y adolescentes.

En opinión de Jorge Flores, de PantallasAmigas, “la ley va a ayudar”, aunque “no puedo decir que llegue pronto”, “es una cuestión social y nos jugamos mucho”, añade.

Eso sí, Flores es claro, “no vayamos pidiendo al Gobierno o a una ley que nos solucionen la vida”, el problema “lo tenemos que tratar primero en casa”: Dar buen ejemplo, acompañar, ser conscientes de cuánto tiempo nos conectamos y para qué lo hacemos, son algunas de las pautas.

En cualquier caso, reconoce que a muchas familias “les va a ayudar mucho que, por ejemplo, un profesional sanitario les oriente”, dice el director de PantallasAmigas, en alusión al chequeo digital para detectar usos problemáticos de la tecnología entre los menores. Insiste en que “antes de llegar a ese punto está el trabajo de la familia para que el uso de internet sea saludable”, aunque admite que “no siempre se hace bien y, en estos casos, la ayuda sanitaria puede ser un apoyo”.

La cantidad de tiempo que los menores pasan enganchados a la pantalla y “las reacciones violentas” que se desencadenan, en algunos casos, cuando se les limita el uso pueden esconder una adicción, que “como tal no está reconocida, salvo la específica a los videojuegos” y de la que sería importante desentrañar el trasfondo, es decir, “qué está motivando ese uso abusivo de la tecnología”, se pregunta Flores. En este sentido, “la pantalla nos distrae e incluso satisface, pero qué se esconde detrás”.

Hay cuatro indicadores que deberían hacer saltar nuestras alarmas. El primero, que “cada vez necesitemos más tiempo de pantalla”, el segundo sería el síndrome de abstinencia, es decir, que “cuando nos privan de su uso nos sentimos insatisfechos e incluso se desencadenan reacciones violentas”; el tercero, que interfiera en la vida diaria y nos haga, por ejemplo, perder relación con otras personas; y, por último, la pérdida de control, o lo que es lo mismo, “que a pesar de notar que tenemos un problema somos incapaces de buscar soluciones”.

Otra de las medidas será la de imponer orden de alejamiento digital para aquellos que cometan delitos sobre los menores y nuevas penas para los que usen la Inteligencia Artificial para manipular imágenes. Además, las empresas tecnológicas estarán obligadas a ofrecer por defecto que se active el sistema de control parental en el momento en el que se configure el móvil.

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