Multado y despedido por agredir sexualmente a una compañera de trabajo con una botella de agua

  • Se agachó a coger agua y sintió "una punzada entre las nalgas" con una botella de agua

  • Él la intimidó y luego le pidió perdón, ella no denunció por miedo a perder el trabajo

  • La sentencia concluye que el sospechoso fue el autor de la agresión, aunque la víctima no llegara a verlo

Lo que en otra época hubiera pasado por una broma, de pésimo gusto, ahora ha sido calificado de una agresión sexual. Los tiempos, por suerte, van cambiando. No lo decimos nosotros, sino la justicia que ha condenado a un hombre por agredir sexualmente a una compañera de trabajo, presuntamente con una botella de agua.

Los hechos ocurrieron el pasado mes de marzo, cuando víctima y agresor estaban en una pausa en la empresa de un polígono industrial alavés, donde ambos trabajaban. No se conocían. De hecho, ella apenas llevaba un año contratada.

Cuando la mujer se agachó para coger agua del dispensador, sintió una punzada en el trasero. Se dio la vuelta y tras ella había tres hombres. Uno de ellos, que portaba una botella en la mano, se sonrojó y, sin haberle pedido explicaciones, aseguró que él no había sido. Y ya lo dice el refrán: ‘Excusatio non petita, accusatio manifesta’ (‘quien se excusa, se acusa’)

Despedido y multa de 4.800 euros

Tras el juicio rápido, tal y como recoge la sentencia a la que ha tenido acceso El Correo, al sospechoso le han condenado a pagar una multa de 4.800 euros, pero su castigo ha ido más allá porque la agresión a su compañera de trabajo le ha dejado en la calle, la empresa decidió despedirlo.

En este, como en otros casos, la víctima no solo sufre una agresión, tal y como ha quedado confirmado en la sentencia judicial, sino que además decidió no denunciar por temor a perder el trabajo, pero también porque el trabajador que la agredió muy alterado la intimidó para que no lo hiciera, aunque después le pidiera perdón.

Ella, víctima de una agresión sexual en su propio lugar de trabajo, volvió a su puesto. Sin embargo, alguien decidió que aquello no podía pasar sin más ni más y lo ocurrido llegó a oídos de la dirección de la empresa y se alertó a la Ertzaintza. Durante la investigación, ella siempre ha mantenido el mismo relato de lo que ocurrió aquel día durante la pausa laboral junto al dispensador de agua, sin contradicciones y sin que exista motivo alguno por el que quisiera perjudicar al condenado.

La sentencia del Juzgado de lo Penal 2, contra la que aún cabe recurso, considera probado que él fue el autor de la agresión, aunque la víctima no llegara a verlo. Es más, valora que su actitud posterior le delata.

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