Bajo llave, en una caja de seguridad con acceso solo para el personal de farmacia autorizado y en una zona del hospital videovigilada. Así se guardaba, en principio, el fentanilo en el hospital vizcaíno de Urduliz. Sin embargo, tras la desaparición de más de medio centenar de dosis, un informe interno de Osakidetza apunta a que la seguridad, tal vez, no fuera tan elevada.
Al parecer, se sospecha que la puerta de la farmacia, lugar en el que se guardaban las dosis de este potente anestésico más adictivo que la heroína hasta cien veces más potente que la morfina, pudiera estar abierta y que la clave para acceder al lugar donde se almacenaba el fentanilo no era un alto secreto y que hasta personal ajeno al servicio la conocía. Ante la gravedad de los hechos, los propios profesionales del hospital de Urduliz han propuesto, entre otras medidas, que se dupliquen los controles de recuento de las dosis de fentanilo y que se instalen más cámaras de seguridad.
El Servicio vasco de Salud explicó que la desaparición del fentanilo se detectó en un control rutinario de este tipo de medicamentos y se confirmó en un segundo conteo, al descubrir que las dosis seguían reduciéndose sin explicación alguna.
El pasado 9 de mayo, tal y como informa El Correo, el responsable de realizar el registro se percató de que faltaban más de una veintena de dosis de fentanilo y remifentanilo. Solo unos días después, el 13 de mayo, de nuevo faltaban dosis. En total, el periódico vasco apunta a que se detectó la sustracción de 60 viales en ese lapso de cuatro días. Ante la gravedad de la situación, desde la dirección de este hospital vizcaíno se tomaron “las medidas pertinentes” y se interpuso una denuncia ante la Ertzaintza.
La Policía Vasca investiga la desaparición del fentanilo, un fuerte opioide sintético similar a la morfina, pero entre 50 y 100 veces más potente. Se calcula que una dosis de solo dos miligramos de fentanilo puede llegar a ser letal. De ahí, la importancia de tener controlada esta medicación y evitar que acabe en las calles para un uso ilegal. Más adictivo que la heroína, la adicción al fentanilo en Estados Unidos se extiende y su consumo en las calles se ha convertido en un problema sanitario.
En la investigación que la Ertzaintza lleva a cabo estos días en Vizcaya, entre otras cosas, los agentes visionan las imágenes captadas por las cámaras de seguridad del hospital de Urduliz y, en concreto, aquellas que controlan la farmacia de este centro sanitario, donde se guarda la medicación en una caja fuerte. Se trata de dar, lo antes posible, con el responsable de un robo que ha puesto en evidencia los fallos de la seguridad en el control de un medicamento muy peligroso, en manos inapropiadas.
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