El "agresivo" ritual de apareamiento de 'Txuri' y 'Conchita', los tiburones toros de Donostia: "El macho va como una moto"

  • Piezas dentales clavadas en la piel o rotas en el fondo del tanque son consecuencia de este ritual "feroz"

  • El macho trata de inmovilizar a la hembra con los dientes para copular

  • "'Txuri' no se ha enterado de que está en Euskadi", bromean en el Aquarium ante su insistencia por acercarse a 'Conchita'

Desde hace unos días ‘Txuri’, el ejemplar macho de tiburón toro del Aquarium de Donostia nada “con un 'piercing'” por el tanque. El nuevo accesorio, lejos de ser un complemento estético, es el resultado de la dentellada de ‘Conchita’, la hembra, que harta de los envites de ‘Txuri’ le dejó clavado un diente de 4 centímetros. Imaginen su agobio.

Lo cierto es que ‘Txuri’ está en celo y trata de acercarse a su compañera para copular en un ritual de apareamiento que “visto desde fuera es muy agresivo”, reconoce la responsable de Biología del Aquarium, Arantxa Garmendia.

El tiburón toro donostiarra es, a pesar de tener ya 28 años, “muy cañero” y Garmendia bromea asegurando, ante tanta insistencia copulativa, que “no se ha enterado de que está en Euskadi”, aludiendo al mito, o no, de que por estas tierras lo de ligar y practicar sexo resulta una tarea muy complicada.

Al margen de bromas, fue hace unas tres semanas cuando el macho “comenzó a ir como una moto por el tanque de agua”, y casi como ocurre en otros cortejos sobre tierra firme, mientras él iba acelerado, ella comenzó a ir “muy despacio”. Aquello puso en sobre aviso a los profesionales del Aquarium: los tiburones estaban en pleno apareamiento.

Inmovilizarla con los dientes

La forma que tiene de inmovilizar el macho a la hembra para copular es agarrándola con los dientes. Para poder soportar tanta dentellada, ellas son más grandes y tienen hasta 4 centímetros de grosor más en la tripa que los machos. “Se te ponen los pelos de punta” al asistir a un ritual tan “rudo” como natural y fascinante, admite Garmendia.

Las marcas en la piel de los cetáceos, sumadas a las piezas dentales rotas en el fondo del tanque, amén del ‘piercing’ que ahora luce ‘Txuri’, son parte natural de cortezo “feroz”. Los dientes que pierden durante el mismo les vuelven a salir.

Normalmente, los tiburones dejan el frenesí amoroso para las noches, alejados de las miradas curiosas de empleados y visitantes, sin embargo, hace unos días, a primera hora de la mañana, los presentes asistieron a un espectáculo difícil de observar tan cerca en cautividad. “Fue sobre las 9.30 de la mañana”, recuerda Garmendia, que ante sus ojos presenció los mordiscos mutuos.

El equipo del Aquarium lleva días observando de cerca este comportamiento y está documentando cada detalle para contribuir al conocimiento global sobre la reproducción de tiburones en cautiverio. "Estos comportamientos de cortejo nos brindan una oportunidad única para aprender más sobre las necesidades de los tiburones toro y acercarnos un paso más a lograr su reproducción en cautiverio. Es un proceso desafiante, pero estamos comprometidos a proporcionar el mejor ambiente posible para nuestros tiburones", asegura Garmendia.

Hasta ahora, en pocos casos se ha logrado con éxito la reproducción de tiburones toro en cautividad, pero quién sabe si tras este espectacular cortejo, ‘Conchita’ se queda preñada: “Sería un bombazo”, admite esta bióloga. Pero, para que eso pueda ocurrir, el impresionante y feroz ritual de estos dos tiburones debe continuar.

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