Álex García, el turista vasco de 36 años que tuvo que ser repatriado desde Tailandia el pasado 21 de abril en un avión militar medicalizado después de pasar dos meses ingresado en el país del sudeste asiático por una pancreatitis necrotizante, ha atendido a Informativos Telecinco tras pasar a planta la semana pasada en el Hospital Universitario de Cruces de Baracaldo, donde fue operado de urgencia nada más llegar y ha estado 18 días en la UCI. Ha perdido algo de musculatura, pero se muestra optimista en su recuperación: "Me encuentro bien, me están quitando medicamentos y estoy cogiendo fuerza en las piernas, que después de tanto tiempo en cama imagínate".
El vecino de Lasarte-Oria (Guipúzcoa), natural de Basauri (Vizcaya), ha podido ver "algún partido de fútbol" estos días. Todavía le cuesta recopilar todo lo ocurrido. Ha pasado por momentos muy angustiosos y ha temido por su vida, pero también ha vivido momentos muy emocionantes. El vuelo coordinado por Defensa le salvó cuando estaba al límite: "Estoy muy agradecido. Si llego a estar un día o dos más no lo cuento". "Me levanto por las mañanas, me siento y desayuno, todo bien. Desde que vine de Tailandia y me operaron, que me sacaron el líquido y el pus del páncreas, a partir de ahí, fui para arriba. Fíjate que me dijeron en la UCI: 'Aquí te echábamos para dos o tres meses'. Y al final he estado 18 días. No he tenido fiebre después de las cirugías. La cosa va bien y esperemos no dar un paso atrás", agrega desde su habitación con tesón, el mismo que tuvo su familia para apoyarle incondicionalmente.
Los médicos le han dicho en todo momento a Álex que la recuperación "va para largo", no le han dado fecha, pero él es optimista y espera que sean "unos dos o tres meses", "a ver si se puede". Quiere retomar su día a día con su esposa y sus dos hijos cuanto antes, y siempre que sea posible. "Echo de menos todo, la verdad. Solo pienso en volver a casa y hacer mi vida como siempre. Llevar a los niños al cole, estar con los padres hablando, volver a trabajar...". Su mejoría es más que notable. Da pasos poco a poco. Ahora espera "un escáner" esta semana y los resultados de la prueba. El proceso lleva tiempo tras una historia digna de contar.
Todo comenzó el 25 de febrero. Álex y Usoa llevaban seis días de vacaciones en Tailandia cuando el vizcaíno comenzó a encontrarse muy mal. La pancreatitis empezaba a afectarle sin que lo supiera y tuvo que ser ingresado en primer lugar en un hospital de la ciudad de Chiang Rai. Después de cuatro semanas, el doctor consideró que podía darle el alta para regresar a España y la pareja compró un tique de vuelta. Viajaron a Bangkok para hacer escala y aquel vuelo ya fue "horrible" para él.
Una vez se encontraban en la capital del país, cada uno iba a tomar un vuelo. Usoa salió dos horas antes que Álex y él fue a volar, pero, tras con la tripulación, decidieron que no era lo mejor ante su estado. De nuevo atendido, los sanitarios volvieron a ingresarle. Esta vez, la situación se complicó todavía más. "Yo pensaba que podía viajar de Bangkok a París y de ahí a Bilbao, pero no pude. Después incluso me desmayé. Los médicos me dijeron que si hubiera subido al avión igual hubiera muerto, porque no hubiera aguantado".
Al enterarse de lo sucedido, Usoa decidió volver a los pocos días con él. Luego volvió de nuevo a España "para estar con los críos" y fueron a Tailandia el hermano y la madre de Álex, que pasó allí una semana. Posteriormente, fue su cuñada. "He estado arropado y acompañado en todo momento por ellos. Les debo todo", confiesa emocionado. Y es que el basauritarra llegó a temer por su vida: "Sí, he temido por mi vida. Sentí una impotencia enorme al no poder subir al avión. Dije, 'jod**, como vaya para largo...' Aquí, en situaciones graves, si no tienes dinero no te tratan. Y los últimos días antes de repatriarme tenía 40 de fiebre y no me bajaba. Ahí es cuando creo que si llego a estar un día o dos más allí no lo cuento". Su entorno se organizó y recolectó fondos para ayudarle con su estancia hospitalaria, ya que los costes eran muy altos. Y Defensa actuó.
El avión militar medicalizado partió de la base de Torrejón de Ardoz, en la Comunidad de Madrid, y completó el vuelo para repatriar a Álex en 28 horas. Él tiene recuerdos de aquellos momentos tan intensos, pero tan emotivos: "Recuerdo cuando me fueron a buscar. La gente del avión fue muy maja, súper simpáticos. Me trataron muy bien. Me sedaron y me desperté alguna vez, pero me volvía a dormir. Todo bien en el viaje. Fue llegar al aeropuerto de Loiu (aeropuerto de Bilbao) y ya cuando me sacaron noté el fresquito de aquí del norte y dije: 'Ya estoy en casa'".
Álex ha tenido el peor de sus viajes. Cada año había viajado a otros destinos lejanos, como México o Cuba, y no había tenido problemas. Sin embargo, a raíz de esto, quizá sí le dé reparo salir la próxima vez. Y tiene una recomendación para toda la población tras su experiencia: "Creo que en dos años por lo menos no saldré. Como mucho a Canarias, Tenerife o Salou, con los niños. Pero en un tiempo si viajaré. Me haré un análisis y me sacaré un buen seguro de viajes. Es fundamental. Porque hay veces que vas a la agencia y parece mucho dinero. Pero vas fuera y los precios de los hospitales son alucinantes. Se lo recomiendo a todo el mundo. A mis amigos se lo digo: si te gastas en el viaje 2.000, 3.000 o 4.000 euros, gástate 60 euros, que nunca se sabe lo que puede pasar. Yo cuando me fui estaba bien". Él ha tenido que luchar muchísimo y ha podido seguir adelante. Le espera su negocio, una compañía de alquiler de fiestas -de castillos hinchables y pistas de hielo- que lleva con su hermano, su hobby como deejay y lo más importante, su familia, su mujer y sus dos hijos. No ve el momento de verlos en la próxima visita.
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