El domingo por la tarde, el avión militar que repatriaba a Álex aterrizaba en el aeropuerto de Loiu (Vizcaya). Allí, a pie de pista, le esperaba una ambulancia medicalizada para trasladarle al hospital de Cruces. A su llegada, fue sometido a una intervención quirúrgica de urgencia. El turista vasco, hospitalizado con una pancreatitis aguda durante dos meses en Tailandia, quedó ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital vizcaíno.
Aunque los partes médicos no son públicos, el departamento de Salud informó inicialmente de que Álex García se encontraba “estable dentro de la gravedad del proceso abdominal que sufre” y especificaba que su pronóstico era “grave”.
Según ha contado la mujer de Álex, Usoa Martínez, al periódico El Correo, el joven vasco fue operado de urgencia poco después de aterrizar en Loiu. Desde entonces, ha evolucionado favorablemente y esperan que, pese a que el proceso va a ser largo, pueda recuperarse totalmente.
Unas horas antes, durante las 14 horas de vuelo, junto a once profesionales de la Unidad Médica de Aeroevacuación (UMAER) del Ejército del Aire y del Espacio, sus rescatadores le habían sometido a una primera intervención que, inicialmente, no estaba prevista. Le extubaron en la aeronave y ese procedimiento supuso una mejora en la situación del paciente.
Álex tenía fiebre, la situación era compleja y los presentes tomaron “una decisión complicada” y que, a la postre resultó “adecuada”: “Decidimos quitarle el tubo”, han contado miembros de ese operativo de rescate. Tras retirarle el tubo, “hubo que sedarle un poco para que estuviera más tranquilo” y a partir de ahí “empezó a mejorar”.
Once profesionales, entre anestesistas, intensivistas, enfermeros de cuidados críticos y técnicos sanitarios en aeroevacuación, despegaron el viernes por la tarde de la base aérea de Torrejón de Ardoz con destino Bangkok. Tras “uno de los viajes más difíciles” a los que se habían enfrentado, regresaron junto a Álex a penas 48 horas más tarde, con la sensación del deber cumplido.
La familia del joven vasco ansiaba su llegada a Euskadi para ser tratado aquí de una dolencia, que le sorprendió en plenas vacaciones por el país asiático. Álex había viajado junto a su mujer, Usoa, a Tailandia cuando al quinto día de estar allí tuvo que acudir a urgencias con “un dolor inaguantable”. Le dejaron ingresado con una pancreatitis aguda. Su situación era tan crítica, que los dos intentos por repatriarle, resultaron infructuosos.
Finalmente, el Ministerio de Defensa puso a disposición de este ciudadano un avión militar para poder regresar y ser tratado en un hospital vasco de su dolencia. Llevaba ingresado desde el 25 de febrero en un hospital de Bangkok y “no había hecho más que empeorar”. Al mismo tiempo, los recursos económicos de la familia iban menguando a un coste diario de 5.000 euros por su hospitalización. Los allegados pusieron en marcha una campaña para recaudar fondos y ayudar a Álex a volver a casa y cubrir los gastos de su ingreso a 10.000 kilómetros de distancia.
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