A Usoa le separan de su marido casi 10.000 kilómetros de distancia. Mientras él sigue hospitalizado en Bangkok con una pancreatritis grave, ella cuida de los dos hijos que tienen en común, una niña de 8 años y un niño de 5, en San Sebastián. El estado de Álex es crítico, tanto que los médicos han advertido a la familia de que puede sufrir “una hemorragia interna severa”. Son ya casi dos meses, ingresó el pasado 25 de febrero, y su mujer se desespera ante la imposibilidad de traerlo de regreso. “Estoy destrozada”, admite.
Mientras, desde el hospital las noticias que le llegan no son tranquilizadoras. Este pasado fin de semana Álex tuvo que ser intubado y la única forma que tienen de comunicarse, a través de las videollamadas que le hace a Usoa su suegra, es mediante gestos. Aunque es consciente de todo, "no puede hablar y se limita a abrir los ojos", relata su mujer. Lleva casi dos meses en el hospital y "está cada vez peor”, advierte.
La madre de Álex y su hermano mayor dieron el relevo a Usoa junto a la cama del donostiarra de 39 años y “mi hermana sale también para Tailandia”. No puede estar solo, pero su familia tampoco se lo plantea, aunque lo que quieren con todas sus fuerzas es traerlo de vuelta porque “necesita estar con su familia”.
Aquí le espera mucha gente que le quiere, pero, sin duda, son sus dos hijos los que más le echan de menos “lo están pasando mal, sobre todo el niño no deja de preguntar por su aita”, lamenta esta mujer que no podía imaginar la “película de terror” en la que iban a convertirse sus vacaciones a Tailandia.
Al quinto día de estar en el país asiático, su marido fue ingresado en la UCI de un hospital de Chiang Mai con una pancreatitis aguda. Antes del viaje había tenido síntomas, “le dolía la tripa, tenía vómitos y aires”, pero en Osakidetza “no le dieron importancia” y la pareja decidió seguir adelante con sus planes de viaje. De haber sabido lo que le ocurría, “por supuesto, que no hubiéramos volado”. Pero no lo sabían y para cuando tuvieron el diagnóstico ya era tarde. Estaban muy lejos de casa.
De Chiang Mai viajó a Bangkok. A penas una hora de vuelo que en el estado de Álex fue suficiente para tener que quedarse ingresado en el hospital Samitivej de Bangkok. A unos 5.000 euros diarios por estar hospitalizado, los 100.000 euros que cubría el seguro de viaje hace tiempo que se gastaron. A eso hay que sumar los 221.000 euros que la familia invirtió en alquilar una ambulancia aérea, sin embargo, “una vez a bordo, decidieron que Álex estaba más crítico de lo que decían los informes médicos y que no podía volar, así que lo dejaron allí”.
Sin recursos económicos, los allegados de esta familia se han movilizado para recaudar fondos con una campaña de ‘crowfunding’ en la plataforma ‘Gofundme’, que lleva recaudados 87.836 euros para ayudarles a traer a Álex a casa.
Mientras siguen tocando todas las puertas, ayer mismo la ministra de Defensa, Margarita Robles, llamaba por teléfono a Usoa y le comunicaba que estaban estudiando el caso y mirando cómo poder ayudar a la familia. Un avión militar podría ser la solución a los desvelos de Usoa, traer a su marido de vuelta a casa antes de que sea demasiado tarde.
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