No es infrecuente que cada año se localice alguna granada, obús o cualquier otro tipo de artefacto de la Guerra Civil en Euskadi. Viejas piezas de artillería que a pesar del tiempo transcurrido siguen entrañando un potencial riesgo para la seguridad de las personas y de las infraestructuras próximas a la ubicación donde son halladas.
De ahí que se requiera la presencia de efectivos de unidades policiales especializadas en la desactivación de explosivos para garantizar que nada sale mal. Por eso sorprende tanto lo que ha ocurrido este mismo jueves en la localidad guipuzcoana de Pasaia.
Una vecina de la localidad encontró dos artefactos explosivos en un parking público del barrio de Trintxerpe. La mujer podría haber llamado a la Policía Local para comunicar el hallazgo y que se pusiera en marcha el dispositivo para la comprobación y desactivación, en caso de ser necesaria, de los dos proyectiles de mortero. Pero, no. Optó por cogerlos ella misma y llevarlos personalmente a la comisaría más cercana.
Allí se presentó, con los dos artefactos explosivos en mano, ante el espanto de los agentes que conscientes del peligro, El Diario Vasco informa que desalojaron el lugar. Entonces sí, la unidad de explosivos de la Ertzaintza se personó en las oficinas de la Policía Local de Pasaia, a donde esta mujer había trasladado los dos explosivos, comprobaron que se trataba de dos proyectiles de mortero de la época de la Guerra Civil y que además estaban operativos.
La mujer se expuso a un enorme peligro y sin pretenderlo, puso en grave riesgo a otros muchos ciudadanos al manipular y trasladar los objetos ella misma. Un proceder completamente desaconsejado por los expertos que abogan porque si se encuentra un artefacto militar hay que dar aviso a las autoridades y abstenerse de tocarlo y mucho menos, moverlo. Aunque por el aspecto del explosivo puede parecer que es muy viejo, o que está roto u oxidado, el mecanismo interno puede estar en perfectas condiciones y mantener las mismas características que cuando se fabricó. La mayoría de estos artefactos están llenos de explosivos que conservan intactas sus propiedades, por lo tanto, son una amenaza grave para las personas.
La Ertzaintza trata ahora de aclarar como los dos artefactos explosivos acabaron en un aparcamiento muy transitado a plena luz del día.
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