Aun con el regusto de las recientes fiestas navideñas, los tempranos carnavales de este 2024 empiezan a calentar motores. Álava cuenta con entrañables personajes que cada año se convierten en protagonistas por estas fechas y que, todos ellos, comparten un aciago final.
Son Markitos, Toribio o el Porretero. Hacemos una visita a los carnavales de los pueblos alaveses que han sobrevivido hasta nuestros días, ya que muchos municipios perdieron estas fiestas durante la dictadura franquista (1939-1975).
Uno de los carnavales más antiguos de los que se tiene constancia en la provincia alavesa es el de Zalduondo, del que se tienen noticias desde 1793. Markitos es el personaje central de este pueblo. Se trata de un bandolero con americana, sí, porque Markitos se caracteriza por su atuendo impecable: traje, txapela y un collar realizado con cáscaras de huevo pintadas de rojo, verde y blanco.
Bajo esta apariencia se esconde, sin embargo, el responsable de todas las desgracias ocurridas a los vecinos de Zalduondo durante todo el año. A Markitos se le juzga y condena a morir quemado en una hoguera, pero antes pasa horas amarrado a un mástil de seis metros de altura. Ese fuego purificador permite a los zalduondarras recuperar sus maravillosas vidas destruidas por el malvado Markitos. Los demás personajes de este carnaval son: el predicador, el cenicero, el oso y el domador, las ovejas, y la vieja.
Si el final de Markitos les ha resultado impactante, esperen a escuchar el del Porretero, en Salcedo (Álava). A este personaje relleno de paja los vecinos de este rincón alavés le atribuyen todos los males ocurridos en sus calles, así que el próximo 17 de febrero será lanzado a un tejado para que los buitres lo devoren.
Markitos quemado, el Porretero devorado por buitres… ¿Podría haber un final peor para Toribio? Cabría pensar que no, pero en Kanpezu desmienten a los más optimistas. Resulta que su personaje central de los carnavales se llama Toribio y, al igual que sus compañeros, está relleno de paja, en este caso vestido con buzo azul y visera, y también es el culpable de las desgracias del pueblo. Así que ya imaginarán que no va a acabar bien. Toribio será condenado, también este año, a morir ahogado en el río Ega, al que lo lanzarán desde el puente.
Ilarduia, Egino y Andoin comparten su particular personaje festivo, al que tal vez pensando en el trágico destino que le aguarda, solo nombran como ‘hombre de paja’. La comitiva carnavalesca parte desde Ilarduia, en Egino, el hombre de paja abandonará el burro sobre el que ha hecho el recorrido para subirse a un carro de bueyes y una vez en la plaza de Andoin se le empalará y acabará en la hoguera mientras la comitiva baila a su alrededor. Su delito, el mismo que el del resto, ser responsable de todos los males acaecidos en estos pueblos alaveses.
A la Vieja de Arriano, el pueblo más occidental del valle alavés de Kuartango, se le atribuye el dicho popular de que “si el invierno fuera verano, no habría pueblo como Arriano”. Actualmente, a penas media docena de vecinos residen todo el año en este pueblo, a los pies de la Peña Colorada. No hay certeza, pero se cree que la Vieja de Arriano también vivió aquí. Lo único seguro es que, a día de hoy, se trata de un mítico personaje en este pueblo y de otros muchos del entorno y que en carnaval adquiere un protagonismo especial. Y no, en su caso, no porque acabe pasto de las llamas, sino porque es la encargada de ofrecer a todos los asistentes el vino y chocolate calientes que ha estado preparando en el fuego.
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