Dos murales del joven artista guipuzcoano Nexgraff entre los 50 mejores del mundo
Los murales de Nexgraff están en Ibarra (Gipuzkoa) y en Baiona (País Vasco-Francés)
Tiene 20 años, estudia Bellas Artes y pinta junto a su padre, Aitor Otaño
En 2022, su mural de Trintxerpe se coló entre los 10 mejores del mundo
Su nombre es Nextor Otaño, aunque este artista guipuzcoano es más conocido por sus cientos de seguidores como Nexgraff. A sus 20 años, dos de los murales de este estudiante de Bellas Artes de Leioa (Bizkaia) engrosan la lista de los 50 mejores del mundo, de entre los que el próximo 31 de enero, saldrá elegido tras una votación en la plataforma digital Street Art Cities, el mejor mural urbano del mundo del 2023.
El primero de ellos, es un mural que Nextor realizó por encargo en 2022 en la localidad guipuzcoana de Ibarra. Está realizado con pintura plástica porque “estoy dejando los sprays”.
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La principal razón es que “me lo paso mejor” haciendo las mezclas de color in situ y tratando de plasmar las distintas texturas con la brocha.
Pero para aparcar los sprays también hay otro motivo más práctico: “Son muy tóxicos y es incomodísimo trabajar con máscaras”. En esta obra, en color, destacan los tonos verdes y morados y Nexgraff buscó mezclar tradición e innovación, sin olvidar un guiño al carácter agrícola de esta población. “Mi pretensión era reflejar la identidad de Ibarra y de sus vecinos”, apunta.
Un cameo en su obra
Para visitar el segundo mural que este jovencísimo artista ha logrado incluir en el top 50 de los mejores de mundo, hay que cruzar la frontera. En Baiona, el edificio del Gaztetxe le sirvió de lienzo para “reflejar la vida de un joven vasco cualquiera”.
La inspiración para esta obra, en plena calle, la encontró cerca, ya que el chico que aparece en el mural es “un buen amigo mío que tiene ovejas y al que un día le saqué una foto con una de ellas en brazos”. Pero, al puro estilo del director de cine Alfred Hitchcock al que le gustaba hacer pequeños cameos en sus películas, Nextor decidió incluirse en su mural: “Era un día de muchísimo calor”, recuerda y “estaba trabajando achicharrado, por lo que decidió ponerme la camiseta en la cabeza”. Y así es como Nextor aparece autodibujado en su mural, en el que tampoco falta un personaje típico de los carnavales.
A pesar de su juventud, lleva años consagrado a su pasión: la pintura. Empezó garabateando sus apuntes y más tarde pasó al grafiti puro y duro. “Pero no hice mucho el vándalo”, admite. Su padre le pilló pintando una firma en una furgoneta y además de la consecuente bronca, le animó a realizar un curso con un muralista. “Mi padre vino conmigo y solo terminamos el curso nosotros dos”, recuerda.
Además, del cambio del spray por la pintura plástica, este muralista ha experimentado un cambio de mentalidad y ahora “busco la simpleza, no voy tanto al detalle”. Además, ahora compagina los murales con obra de formato más pequeño. “En los murales estás muy expuesto, tienes que pintar algo que guste en general”, señala.
A Nextor le cuesta definir su estilo cuando le preguntan por él, aunque puesto en la tesitura define su estilo como “pictórico y con mensaje, me gustan los retratos y plasmar aspectos distintos de nuestra cultura”.
Al de Pasajes San Pedro le gusta especialmente el trabajo del barcelonés Aryz y del polaco Sainer, y también de los vascos Pablo Astrain y Sebas Velasco.
El año pasado, la Asociación Musical Illumbe encargó a Nextor Otaño un graffiti por su 50 aniversario. En pleno centro del municipio, una fachada mostraba a una mujer con su cabello lleno de peces, en la mano tiene un viejo barco de vapor de cuya chimenea sale humo verde en forma de clave de sol. Otaño definió aquella obra, que se coló en el 'top ten' de los mejores murales del mundo, como “una alegoría de la música y el puerto”.
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