Llega la fiesta más espera del agro vasco. El 21 de diciembre, el mercado de Santo Tomás se celebra en varias localidades de Euskadi. Es la feria que da el pistoletazo de salida a la temporada navideña. La cita es, además, una buena oportunidad para adquirir los productos más exquisitos de los baserritarras o dueños de los caseríos.
También, se ha convertido en una jornada festiva para muchos, que cumplen con la tradición de degustar el talo con chorizo o chistorra acompañado de un buen txakoli mientras hacen sus compras.
Desde las nueve de la mañana, los productores locales instalan los puestos donde ofertan verduras, hortalizas, queso, miel, chorizo, pasteles, pan, sidra y vino, entre otras exquisiteces.
Desde hace décadas, Bilbao y San Sebastián preparan con mimo esta celebración. No en vano, en la edición de 2022, más de 100.000 personas visitaron el de la capital vizcaína.
En Bilbao, se colocaran 215 stands repartidos entre Areatza, la Plaza Arriaga y San Nicolás. La Asociación de Cocineros de Bizkaia (BISUBI) preparará 2.000 raciones de judías, 1.000 raciones de estofado de ternera y 600 snacks.
El dinero obtenido se destinará a la Fundación Aspanovas, la Fundación Zaporeak, la Asociación Koop SF34 y el Banco de Alimentos de Bizkaia. Como en todas las ediciones, la feria tendrá una gran protagonista en San Sebastián, la cerda Xixili, que será exhibida en la plaza de la constitución.
La ciudad contará con un total de 167 puestos, más los que las diferentes asociaciones instalarán en otras zonas de Donostia. En ambas, no faltarán exhibiciones de animales, de deportes rurales, talleres y juegos los niños y la animación de los txistularis.
La fecha escogida para celebrar este mercado no está escogida al azar. Desde antaño, los baserritarras se acercaban a la ciudad este día para pagar a los dueños de las tierras que trabajaban el arrendamiento anual.
Finalizado el otoño, con la cosecha recogida, aprovechaban para llevar consigo sus mejores productos para venderlos y obtener ingresos extras. La gente de la ciudad, a su vez, se abastecía de estos manjares para preparar los menús de Navidad.
Con los años, la costumbre se ha convertido en tradición. Y también en una fiesta, que a veces se alarga hasta la madrugada en muchas localidades del País Vasco.
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