A sus 47 años, Jenny Ontalvilla lleva 30 trabajando para el servicio de limpieza de Correos en Bizkaia. Nunca antes había tenido que enfrentarse a la decisión de no pagar un recibo por no tener dinero, hasta ahora. "Cómo iba a pensar yo que podría ocurrirme algo así trabajando para una empresa pública", se pregunta. Jenny lleva seis meses sin cobrar su sueldo y ha tenido que pedir un préstamo para poder abonar las facturas de la luz y el agua. "Estoy en trámites de separación y con un hijo a mi cargo, sin mi sueldo no he podido ni pagar el seguro del coche", lamenta. Su situación no es una excepción entre las 700 trabajadoras de la limpieza de Correos.
Llevan hasta seis meses sin cobrar sus nóminas y la situación para muchas es ya crítica. Las trabajadoras del servicio de limpieza de Correos de 15 provincias han denunciado a la empresa concesionaria que desde el pasado mes de mayo no les paga. “Hay compañeras que no aguantan más”, advierte Saray Arce del sindicato ESK.
Esta mañana en Bilbao se han dado cita muchas de ellas para mostrar su hartazgo. En la manifestación habrá representación de trabajadoras de la limpieza de Correos de al menos nueve de las 15 provincias afectadas. Y vienen dispuestas a todo. “Intentaremos que los paquetes no salgan hoy de la central de Etxebarri y llevaremos a cabo un encierro en el Casco Viejo bilbaíno”.
Las primeras en ir a la huelga fueron las profesionales de Navarra y Galicia, cuando en agosto acumularon tres meses sin recibir su sueldo. “Esta semana cumplen 100 días ya de protesta”, a ellas se sumaron en octubre, por ejemplo, sus compañeras vascas. En todo este tiempo, la basura y los desperdicios se han ido acumulando en las oficinas de Correos, tal y como muestran las imágenes que nos facilitan las propias profesionales de la limpieza.
En octubre, tras semanas sin servicio de limpieza y meses después de que las trabajadoras denunciaran los impagos, Correos comenzó el proceso de rescisión del contrato a esta empresa.
Tras dos licitaciones infructuosas, el pasado viernes 1 de diciembre “se nos comunicó que ya hay empresa”, cuenta Arce. Sin confirmación de quién va a ser la concesionaria, estas trabajadoras temen que su situación se enquiste porque, “aunque a partir del próximo mes nos empiece a pagar la nueva empresa, qué pasa con todo lo que nos deben”, se preguntan.
Jenny ve su futuro "muy negro", pero se niega a darse por vencida. "Estoy dispuesta a todo, hasta a que me de un porrazo la policía", advierte. En el camino hasta aquí lamenta no haber recibido el apoyo de otros trabajadores de Correos para los que "durante la pandemia éramos muy buenas porque veníamos a limpiar hasta sin mascarilla y ahora ni existimos". Claro que también en estos duros meses ha habido espacio para la solidaridad. "Los compañeros del sindicato hicieron una recolecta para entregarnos un sobre de 400 euros a las afiliadas y no sé como vamos a agradecerles tanta ayuda", confiesa emocionada esta afiliada de ESK.
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