Acompañada, día y noche, por un bóxer y un mastín que hacían sus necesidades en la casa y a los que ella les tenía miedo, su marido se los llevó a casa sabiendo que no podía hacerse cargo de ellos. Sin comida ni medicinas, malvivió una vecina de Donostia encerrada por su marido en su piso del barrio donostiarra del Antiguo hasta que en 2017 fue liberada. Si bien no fue hasta 2019 cuando ella se libró por completo del sometimiento a su pareja.
Ahora la justicia condena a este individuo a siete años de prisión, tres años por un delito de maltrato habitual y otros cuatro por un delito de administración desleal. Además, deberá indemnizar a la víctima con 436.876,39 euros. El fallo puede ser recurrido ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV).
La sentencia considera probado que mientras ella malvivía confinada en una casa en un estado deplorable y sin un tratamiento para su trastorno psiquiátrico, su marido hacía vida en otra vivienda que adquirió con el dinero de su mujer en Villabona y donde vivía con una nueva pareja. A la víctima le llevaba, de vez en cuando, algún bocadillo de embutido pero la nevera estaba vacía.
El matrimonio se conoció durante unas vacaciones en Túnez, de donde él es originario. Poco después se trasladó a vivir con ella a su piso en Donostia. A la mujer, que está diagnosticada de trastorno bipolar, le dieron la incapacidad temporal, y a partir de ese momento él comenzó a gestionar el dinero que ella cobraba y le convenció para pedir dos préstamos hipotecarios de 165.000 euros sobre su vivienda y de 63.000 euros. Con ese dinero, el condenado, que no trabajaba, pagó un piso que puso a su nombre y además, compró dos BMW y una moto.
Este hombre ha sido juzgado, en la Audiencia de Gipuzkoa, por un delito contra la integridad moral y otro de coacciones leves continuadas en el ámbito de la violencia sobre la mujer. La sentencia considera que ha quedado probado que la relación de la víctima hacia el acusado era de total sometimiento. El control era tal que la aisló socialmente y la mujer fue deteriorándose hasta que tuvo que ser trasladada a un psiquiátrico tras su liberación. Incluso, tras salir de este centro un año después, ella retomó la relación con su carcelero, contra el que ya se había abierto un proceso judicial.
El marido impedía cualquier búsqueda de ayuda por parte de ella y obstaculizaba los intentos de la Administración por procurarle auxilio o tan siquiera saber cómo se encontraba. Hasta que en 2019 ingresó en prisión por otro delito y la mujer logró pedir ayuda. Dos años después de su liberación comenzó el verdadero proceso de recuperación para esta mujer que en 2020 se divorció y conquistó la libertad de la que no había podido disfrutar hasta ese momento. Ahora la justicia le da la razón y condena al que fue su marido a siete años de prisión. Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y conoce toda la actualidad al momento.