Este viernes es un día especial en la residencia Fundación Miranda de Barakaldo. Los ancianos se fueron de boda en los jardines de su propia residencia.
Hace dos semanas, los 230 mayores que viven en el centro recibieron una invitación. Mari Paz y Vicente tenían "el gusto de invitarles a su enlace", al convite posterior y un guateque fin de fiesta. Los invitados podían ir acompañados de sus familiares.
“Están reviviendo la ilusión que algunos creían olvidada. Estos eventos son muy importantes para ellos, para combatir la soledad. Hemos cuidado todos los detalles para darles esta alegría”, asegura Iván Llorente, Responsable de Cuidados de la Fundación.
El objetivo de la iniciativa ha dado el resultado esperado. Los días de espera hasta la celebración han pasado volando para estos abuelos y abuelas enfrascados en todos los preparativos.
El ambiente a pocas horas de la boda no podía ser mejor. Se respiraba nervios, emoción y alegría, porque el acontecimiento les ha sacado de la rutina.
Además, no les ha faltado la sesión de peluquería, manicura y maquillaje para ponerse guapos, gracias a la colaboración de alumnos que se están formando en estas disciplinas.
“Cuando vi la invitación no me lo podría creer. ¿Si no conozco a los novios?”, reconoce Cristalina. Nos están dejando guapísimos. He invitado a mi hija, a mi yerno, a mi sobrino…”, cuenta, mientras se mira al espejo de la peluquería improvisada.
Lupe y Cris de 90 y 94 años se han puesto sus mejores galas. La primera reconoce que repite modelo. Lo utilizó en otra boda hace siete años. Luis se ha puesto el único traje que tiene. Le ha dado suerte, en uno de sus bolsillos se ha encontrado una cartera que ¡¡¡echó en falta hace tiempo!!!
La ceremonia estaba prevista a las 17:30 horas, pero se ha tenido que retrasar una hora. La lluvia en Euskadi es muy caprichosa y la amenaza de un chaparrón ha obligado a trasladar el acto a un salón interior.
El imprevisto no ha restado sonrisas porque los novios se han sentido arropados y muy queridos por sus los invitados.
Tras el acto se ha celebrado un convite por todo lo alto. Los ancianos han sido agasajados con un menú de varios entrantes , sorbete de mandarina, medallón de merluza con piquillo en brocheta, un bocado de solomillo en salsa y como no, la tarta nupcial.
El baile ha puesto punto y final a una fiesta que los residentes recordarán muchos días.