Posiblemente en más de una ocasión te hayas olvidado al momento del nombre de la persona que te acaban de presentar, ya sea en una reunión social, en un encuentro inesperado o incluso en un entorno laboral, un fenómeno que puede generar incomodidad y frustración pero que es muy frecuente. Todo tiene que ver con la forma en que nuestro cerebro procesa y prioriza la información.
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La principal razón para que nos olvidemos de un nombre es la falta de atención. Cuando conocemos a alguien nuevo estamos más concentrados en la conversación o en la impresión que estamos causando que en retener su nombre. Otro motivo podría ser la falta de interés hacia la persona en concreto, lo que provocaría que esa información no durara mucho tiempo en nuestra memoria.
Por supuesto, también puede deberse a una sobrecarga cognitiva. Cuando en una reunión nos presentan a mucha gente a la vez, a nuestro cerebro le cuesta procesar tanta información y se vuelve más difícil fijar los nombres en la memoria. En ciertas situaciones laborales, la presión por tener que recordar un nombre puede generar una ansiedad que, paradójicamente, nos dificulte aún más recordarlo.
Y también hay que tener presente que a medida que cumplimos años la capacidad de acceder rápidamente a ciertos recuerdos puede disminuir. Pero, en general, olvidamos los nombres propios porque no tienen un significado para nosotros, como sí podría tenerlo una profesión, por ejemplo. Los nombres no suelen tener una conexión lógica con las características de una persona, por lo que al no asociarlo con algo familiar es más difícil recordarlos.
Sin embargo, la mayoría de personas esperan que los demás les recuerden por su nombre. Decir su nombre es reconocer su identidad. Por eso es importante recordarlos. En ese sentido, la experta en comunicación verbal y no verbal Aurora Michavila ofrece en su cuenta de Instagram cinco fórmulas para retener los nombres por más tiempo.
Repite el nombre nada más escucharlo: "Hola Lorenzo, un placer conocerte". Si no entiendes bien un nombre cuando te lo presentan, es mejor pedir que lo repitan en lugar de asumir que lo recordarás después. Y escucha con atención. A menudo pensamos más en lo que vamos a decir que en lo que nos están diciendo.
Usa el nombre de la otra persona a lo largo de la conversación, pero tampoco abuses. Hacerlo unas tres o cuatro veces facilitará la comunicación, captará la atención y aportará cercanía, pero repetirlo en demasía es contraproducente y puede hacerte quedar mal.
Si te resulta curioso un nombre haz alguna pregunta al respecto. Si nunca lo habías oído, interésate por su origen. "Tarik, nunca había oído ese nombre, qué bonito, ¿qué es con k al final?". Así tendrás más información que te facilitará recordarlo. Además, a la mayoría de la gente le halaga que se interesen por ellos.
Crea una imagen exagerada en tu cabeza o imagina una situación ridícula alrededor de ese nombre que te ayude a recordarlo. Por ejemplo, si te presentan a una chica que se llama Maya, imagínate que lleva unos pendientes enormes con el dibujo de la abeja Maya. Y si se llama Natalia, imagínatela llevando una gran tarta de nata. "Y no te preocupes que con el tiempo esa imagen desaparece de tu cabeza", indica la experta.
Cuando te despidas, repite nuevamente el nombre de la persona que te han presentado. Y si son varias y están en el mismo grupo, intente despedirte llamando a cada uno por su nombre. "Será el último refuerzo que necesitas para asociar sus caras y sus nombres en tu memoria y además quedarás de lujo", finaliza Michavila.