Adriana Ozores, uno de los rostros más queridos y respetados del cine español, vuelve a estar de actualidad gracias a la serie 'Custodia repartida', la primera que dirige Javier Fesser ('Campeones', 'El milagro de P. Tinto'). La actriz madrileña interpreta en esta ficción de Disney + a una mujer bien posicionada socialmente y un tanto superficial, que intenta ayudar a su hijo a lidiar con un divorcio y una niña de por medio.
La intérprete, perteneciente a una larga saga de seis generaciones de artistas e hija de José Luis Ozores, sigue siendo a sus 65 años una mujer muy discreta en su vida personal. Apenas se sabe que se separó de su marido, el también actor Joaquín Climent, con el que tuvo un hijo, Adrián, que hoy tiene treinta años, y no se le han conocido después más relaciones sentimentales. Solo sabemos de ella a través de la pantalla o desde un escenario, pero en una entrevista con Pacho G. Castilla en 'La Vanguardia' se ha abierto sobre su intimidad y cómo ve la vida en la edad madura.
Preguntada por cómo ve ahora a la Adriana del pasado, la actriz confiesa que era "una ingenua, pero no en el sentido peyorativo, sino porque entonces había ahí mucha vitalidad". La Adriana del presente "se encuentra en un momento de cambio importante, de lo que es pasar de una edad a otra y de muchos tipos de planteamientos, donde estás dándote la vuelta a la cabeza". Y para el futuro simplemente desea "estar tranquila, que supongo que es lo que desea todo el mundo, y estar a bien con los que tengo al lado. Ya con el hecho de estar a bien, con disfrutar de la gente, de las cosas pequeñas, y también las grandes".
Para Adriana cumplir años conlleva una mezcla de preparación para lo que ha de venir y de dejarse llevar: "Hay que prepararse, pero no desde el control estricto, porque si no, te vas a dejar algo en el camino, cosas que tienen que ver con el disfrute, el abandono… Hay que planificar un poquito, pero también aprender. No nos han enseñado tanto a disfrutar de la vida. Vivimos una vida tan capitalista, tan metidos en un sistema, que salirte un poco es complicado, pero hay que intentarlo".
La actriz ha llevado ese aprendizaje vital también a su profesión. En otra entrevista en 'Telva' confiesa que a estas alturas ya ha dejado de "intentar controlar al personaje" y procura "ponerle menos cabecita, menos de lo que Adriana entiende que tienen que ser las cosas". Esa necesidad de control que tenía cuando era más joven se va diluyendo. Ese nivel de despreocupación se consigue "rebajándote" o, "en mi caso, haciéndome mayor".
Su sabiduría como actriz la ha empleado para dar ocasionalmente clases de arte dramático con jóvenes aspirantes a actores, en los que de alguna manera ve reflejado a su yo de juventud. "Si echas la mirada un poquito atrás, te das cuenta de que tú, en otras circunstancias, estabas de la misma manera, peleando, luchando, estando en contra… Es que es exactamente lo mismo. Creo que hay que respetar las circunstancias tan complicadas que están viviendo".
"Para nosotros fueron unas complicaciones; para ellos están siendo otras, y no sé si todavía más graves. Y están haciendo lo que pueden. Creo que tiene que ver con la aceptación, el respeto, estar cerca de quien sea. Me da igual que tenga 60 o 23 años", concluye sobre la brecha generacional entre jóvenes y mayores.