Fernando Simón sigue al pie del cañón un año después de que apareciesen los primeros casos de coronavirus en España. La cara visible y la voz de la gestión de la pandemia, el hombre encargado de dar los datos de la crisis sanitaria, ha estado horas y horas delante de los periodistas. Ha contestado a cientos de preguntas en una exposición mediática sin precedentes. Simón levanta grandes pasiones, pero también feroces críticas. Esta semana ha sido cuestionado por hacer otro de sus vaticinios, decir que la cepa británica del virus tendría "un pequeño impacto" en España y sobre todo por echar un rapapolvo a los ciudadanos: "En navidades lo pasamos mejor de lo que deberíamos" o "ya podíamos proponer lo que fuera, que sabíamos que esto iba a pasar".
No son los únicos charcos que ha pisado. Sus declaraciones le han convertido en la diana de la oposición política pero también ha pedido su dimisión el Colegio de Médicos. El epidemiólogo y director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, -con su estilo desenfadado, naturalidad y su peculiar voz-, ha llevado sobre sus hombros el peso de la información sobre contagios, muertos, restricciones... Ahora crece el ruido sobre si su credibilidad está agotada. ¿Ha llegado el momento del relevo?
"Simón hace mucho tiempo que está quemado. Debería haber sido sustituido mucho antes", dice José Manuel Velasco, profesor de Comunicación Política y Formación de Portavoces de la Universidad Nebrija. Según él, ha perdido credibilidad por "omitir datos y dar opiniones de componente político". Para Velasco, uno de los grandes problemas de Simón es que tiende a hablar en exceso del futuro y a hacer predicciones con el riesgo que eso conlleva. "Esa no es su misión", asegura, porque "es impropio de su cargo". Tendría que haberse limitado a ser un portavoz de 'bata blanca' y a hacer manifestaciones solo basadas en su conocimiento científico.
Verónica Fumanal, presidenta de la Asociación de Comunicación Política, considera que "no hay nadie que resista un nivel de exposición en política como el que ha tenido Fernando Simón". Ha sido una presencia permanente diaria y además asociada a noticias negativas: "Ha sido el portavoz para dar malas noticias, para hablar de muertes". "Nadie aguanta ese nivel de exposición con una temática tan nefasta", concluye Fumanal que pone el énfasis en que Simón "se ha convertido en un actor político más. Ha dejado de ser un técnico". Con sus opiniones, afirma, desaparece "la legitimidad del experto".
Fumanal va más allá y sostiene que Simón "le ha servido de cortafuegos al Gobierno" en una estrategia de comunicación ideada por Moncloa: "Creo que le van a achicharrar hasta el final". La sustitución del doctor no tendría, según ella, consecuencias políticas en el propio Ejecutivo.
En este sentido, el experto en Comunicación Política Luis Arroyo, que destaca que el papel de Simón "ha sido brillante" y "extremadamente complicado" en un momento de emergencia nacional, cree que el relevo de Simón es "muy arriesgado". "Él es parte de la gestión" que ha hecho el Gobierno de la pandemia y si le quitan sería "degradar" la propia labor del Ejecutivo. Arroyo plantea además que Simón no solo es el portavoz, sino director del CCAES, es decir, un cargo que toma decisiones junto con el ministro de Sanidad. En cualquier caso, también coincide en que dar la cara en una situación tan difícil como la que estamos viviendo "ha sido una trituradora" para Simón.
Hay un punto en el que coinciden los analistas, Simón ha sucumbido a las tentaciones de la fama. Su participación en el programa Planeta Calleja en Cuatro, sus charlas en las redes sociales con los escaladores Iker y Eneko Pou o su foto con chupa de cuero y moto en El País son algunos ejemplos de que "ha querido jugar" y "formar parte de la troupe mediática de la política", señala Verónica Fumanal. "Ha querido que la gente supiese quién es Fernando Simón", apunta la analista que mantiene que el doctor sabe que esta crisis iba a ser su gran momento profesional.
Para José Manuel Velasco "su pérdida de credibilidad aumentó desde que empezó a aceptar entrevistas relacionadas con el personaje y no con su función". "Un comunicador no puede ser una 'celebrity'". Velasco diferencia el papel de Simón en esta pandemia con el que ejerció durante la crisis del ébola donde se limitó a ejercer como portavoz científico.
Precisamente una de las polémicas más sonadas en las que se ha visto envuelto Simón fue a raíz de la entrevista desenfadada que le hicieron los youtubers escaladores. Le preguntaron: "Fernando, no nos ha quedado muy claro si te gustaban las enfermedades infecciosas o las enfermeras infecciosas". El doctor Simón, entre risas, respondió: "No les preguntaba (a las enfermeras) si eran infecciosas o no, eso se veía unos días después".
La respuesta desató una oleada de críticas encabezadas por las propias asociaciones de enfermería. El propio ministro de Sanidad, Salvador Illa y la vicepresidenta Carmen Calvo le instaron a pedir disculpas y Simón lo hizo: "Ha quedado claro que tengo mucho camino para aprender y hacerlo mejor. Trataré de no cometer errores de este tipo".
Luis Arroyo también hubiese recomendado a Simón no participar en ese tipo de programas o entrevistas, aunque enfatiza: "¡Lleva un año dando la cara!, cientos de horas contestando preguntas. ¿Cómo no se va a equivocar? Es humano. Todos lo haríamos".
Entre esas equivocaciones algunos citan sus predicciones sobre la evolución de la pandemia, aquello de que España no va iba a tener mucho más que "algún caso diagnosticado" de coronavirus, contradicciones respecto al uso de las mascarillas, cuando enfadó a los hoteleros por desear que los belgas no viniesen a España para evitar riesgos o cuando afirmó: "Ahora los sanitarios tienen un mejor comportamiento evitando contagiarse fuera de su espacio de trabajo". Esas palabras, hace un par de meses, provocaron que el Consejo General del Colegio de Médicos pidiese su cese.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, siempre le ha defendido públicamente. "Estoy profundamente orgulloso de que España tenga servidores públicos como Simón", ha dicho en varias ocasiones. Su sintonía y relación con el ministro de Sanidad ha sido muy estrecha a pesar de que Illa no le nombró. Simón ya estaba ahí desde la etapa del PP. Habrá que ver qué pasa cuando Illa deje el Ministerio para embarcarse de lleno en la campaña electoral catalana. "¿Cuál será el futuro de Simón?" se pregunta Fumanal. "¿Será un activo para el PSOE? ¿Le veremos en las listas electorales? Próximamente en sus televisiones".