Los científicos que siguen la evolución del volcán de La Palma continúan observando un descenso de los distintos parámetros asociados a la erupción (sismicidad, amplitud del tremor, deformación, niveles de emisión de dióxido de azufre), lo que da la sensación de que el sistema "tiene cada vez menos energía".
La directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias y portavoz del Comité Científico del Pevolca, María José Blanco, indicó que si bien es cierto que se está produciendo un descenso casi continuado de estos valores, en las últimas semanas se han registrado picos de algunos observables, como por ejemplo de la sismicidad intermedia.
Por tanto, reiteró que hay que esperar a que haya "una tendencia a la baja pero mantenida" de estos parámetros, pues aunque están "con una tendencia o bien mantenida y estable desde hace tiempo o bien a la baja, esto se tiene que mantener en el tiempo".
En el caso concreto de las emisiones de dióxido de azufre (SO2), la portavoz del Comité Científico aclaró que, aunque todavía se están observando niveles altos, son más bajos que en otros días, pero reiteró que tiene que bajar "mucho más" para que se pueda decir que es un nivel realmente bajo.
Copernicus ha actualizado el monitoreo de la zona del volcán de La Palma, cuya lava ha cubierto desde que comenzó la erupción el 19 de septiembre un total de 1.024,4 hectáreas, afectando o destruyendo hasta el momento 2.618 edificaciones/construcciones.
Así se desprende de los datos del satélite del programa dependiente de la Unión Europea según el último mapeado --el número 51-- correspondiente a la situación que había este sábado, 13 de noviembre, y que refleja que en 36 horas las coladas de la erupción habían crecido en 5,5 ha y destruido 2 edificaciones más.
En las imágenes captadas por Copernicus ya se puede apreciar la formación del nuevo delta lávico en la playa de Los Guirres, que se ha unido por el norte a la fajana que creó la colada primigenia y por el sur a la que se formó durante la erupción del volcán de San Juan.