Las peculiaridades del volcán de La Palma, su ubicación, su profundidad y la variabilidad de su actividad hace que sea muy interesante para la Ciencia. Expertos de todo el mundo están llegando hasta la isla para investigarlo en vivo.
La velocidad de la lava, de 250 metros a la hora, volvió a llamar la atención de un volcán que tiene en su configuración peculiaridades. "Tenemos un volcán que mide 6,5 kilómetros. Es normal que cuando llega la lava de tan abajo vaya arrastrando tanto la tanto la roca del fondo oceánico como los sedimentos que en un momento dado estaban encima", señala la geóloga Ana Crespo.
Explicaciones para un comportamiento muy difícil de prever. "La variabilidad que presenta la actividad -sorprende-. Un día hay mucha emisión de ceniza, otros días se emiten gases, las coladas de lava van cambiando... Es muy inestable, es un proceso muy heterogéneo en el que es difícil predecir lo que va a ocurrir el día siguiente", comenta Javier Almendro, miembro del Instituto Andaluz de Geofísica.
La erupción de La Palma ha hecho que científicos de todo el mundo viajen hasta la isla estudiarlo."Esperamos que esto sirva para poder aplicarse en otras erupciones y en otras catástrofes de este tipo", señala al respecto el biólogo Juan Francisco Capote.
El trabajo de los sismólogos resulta fundamental: recoger datos, analizarlos y sacar conclusiones. "Tener monitorizado en cada momento el volcán sirve para la Ciencia para que vayamos aprendiendo día a día", comenta Antonio González, divulgador científico.
Científicos de todas las ramas, desde la biología y la geololgía, expertos en ciencias atmósfericas y un largo etcétera se dan cita en La Palma. Un volcán que es ya fuente de conocimiento. "Lo que se espera de ellos es que aprendan lo máximo posible y que apliquen todas las técnicas para saber cuándo acabará esto", concluye Capote. Un volcán que es ya fuente de conocimiento.